Paco Moncayo Gallegos
La Casa de Montalvo y la Academia Nacional de Historia realizaron el jueves 10 de abril una Sesión Solemne, con motivo de conmemorarse el centésimo nonagésimo tercer aniversario del natalicio de Don Juan Montalvo. En estos momentos cruciales de la historia ecuatoriana, fue refrescante recordar el pensamiento del ilustre ambateño en su combate implacable al autoritarismo, al dogmatismo y a la corrupción.
Escribe en ‘El Regenerador’: “Si los tres poderes que constituyen el gobierno van a dar todas a un hombre en el despotismo: el príncipe es legislador, ejecutor de las leyes, administrador de justicia…. el equilibrio de los poderes no tiene cabida: semejante a un espejo cóncavo, absorbe todos los rayos del sol, y el déspota es muy dueño de agraciar con ellos a sus súbditos, o de tragarse la luz y convertirla en tinieblas en sus voraces entrañas”.
Del mismo modo, en ‘Las Catilinarias’ les recuerda a los aspirantes a caudillos, a los nuevos salvadores, a los mediocres con pretensiones mesiánicas, que pretenden destruir la República adueñándose de todos los poderes y funciones: “¿Qué galardón es este de apocar, deprimir a nuestros semejantes? Para fama, negra fama. La fama de los tiranuelos, todavía más ruin… pero allí donde se persiguen de muerte los dones de la naturaleza, y más aún las buenas costumbres políticas y privadas, ¿quiénes han de sobresalir sino los perversos, los ineptos, que son cabalmente los que tiene la fuerza en la mano?
Esos políticos que maniobran indecentemente para apoderarse de las funciones de control del Estado y asegurar su impunidad; que han cooptado jueces para ponerles al servicio de sus intereses; que quieren todas las superintendencias, todas las fiscalías, todos los tribunales para perseguir a los justos y salir indemnes de sus fechorías y, luego del cargo público, con los dineros mal habidos a costa de la pobreza del pueblo, constituirse en los grandes señores, las respetables familias, escuchen a Montalvo advirtiéndoles: “Pueblo es un vasto conjunto de individuos cuyas fuerzas reunidas no sufren contrarresto: su voz es trueno, su brazo rayo. Emperadores y ejércitos, capitanes y soldados, tiranos y verdugos, todos caen si ese gigante levanta su martillo”.