Paco Moncayo Gallegos
Libertad, igualdad y confraternidad, fue la consigna de la Francia ilustrada para proclamar la revolución. Había llegado la hora de poner fin al Estado absolutista despótico y arbitrario. Los pueblos debían romper el yugo monárquico para vivir en democracia; esto es con: mandatarios electos, elecciones libres e imparciales, sufragio inclusivo, libertad de expresión, libertad de información y asociatividad respetada. Sin embargo, la libertad sin igualdad, impide todavía la confraternidad tan anhelada.
La democracia es un sistema que puede perfeccionarse, no así los totalitarismos o las autocracias. Por esta razón, desde inicios de este siglo, se comenzó a impulsar una democracia de participación ciudadana. Quito expidió su Ordenanza el año 2000 y florecieron los observatorios, las veedurías, los cabildos, el presupuesto con participación ciudadana, el Consejo Metropolitano de Planificación, presupuestos con enfoque de género, un sistema de rendición de cuentas, ‘Quito Honesto’, como instituciones de una democracia local mejorada.
En 2008, el pueblo aprobó mayoritariamente la nueva Constitución, entre otros aspectos porque incluía similares conceptos: “El pueblo es el mandante y primer fiscalizador del poder público, en ejercicio de su derecho a la participación”; la Función de Transparencia y control Social debería “Formular políticas públicas de transparencia, control, rendición de cuentas, promoción de la participación ciudadana y prevención y lucha contra la corrupción”
Se creó el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, para promover la participación ciudadana y luchar contra la corrupción y para designar a los titulares de la Contraloría, el Consejo de la Judicatura, el Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Contencioso Electoral. Pero, se apoderó de este Consejo el Partido de gobierno y con procesos de selección amañados, nombraron a contralores, y otros funcionarios que han avergonzado al país con escándalos épicos de corrupción. Hoy mismo, ya sin asombro, conocemos del caso ‘Pantalla’ y se destituye a cuatro vocales del CPCCS por infracciones electorales. Es un deber, pues, de los ecuatorianos rescatar el verdadero sentido de la democracia de participación ciudadana.