La evolución social de Abya Yala, conquistada por europeos 500 años atrás, retorna con espíritu de recuperación y desde más de medio siglo atrás comienza el despertar de pueblos originarios. En Ecuador empezó a gestarse el movimiento nativo en busca de derechos e identidad, y pese a la complejidad introducida por el mestizaje, alcanzaron la cumbre política en la Asamblea.
Son importantes logros que, sin embargo, implican muchos interrogantes. El objetivo central es obtener el dominio territorial, casi total, de los territorios donde tienen mayoría de población y esperan tener, además del gobierno sectorial, la administración de recursos para esos territorios, lo cual complica al gobierno nacional.
Augusto Tandazo señala que el movimiento enarbola la bandera del Cuzco, capital del antiguo imperio Inca. ¿Es realmente la búsqueda de una reconstrucción?
Con las implicaciones del caso, el país estará en una encrucijada que algún momento subirá de tono por las aspiraciones de estos pueblos y comunidades, que en parte descienden de originarios llegados del alto Perú y que desplazaron a nativos, cañaris, puruhaes, panzaleos, quitus, caranquis, y otros, menos a los de la Amazonía que por la complejidad territorial no fueron conquistados.
El poco conocimiento que tenemos sobre la historia de estos pueblos y que solo los propios conocen por tradición oral, conforman esta realidad que inspirada en el conquistador inca que expandió el imperio, Pachacutec, forjaron el nombre de su agrupación como Pachakutik, tomándose en cuenta que este inca tomó su nombre de la divinidad Pachacamac.
La marginación y crueldad de los cinco siglos pasados germinó reclamos a nivel continental, pero en el caso de esta agrupación política es extraño que usen la bandera que, según lo dicho, representó al inca que impulsó el gran imperio y del que, el caranqui Atahualpa fue su último rey.