Pablo Granja
“Los guerreros victoriosos ganan primero y luego van a la guerra, mientras que los guerreros derrotados van primero a la guerra y luego buscan la victoria”. Quizás esta frase de Sun Tzu resume lo ocurrido en el balotaje de este 13 de abril de 2025, entre el presidente Daniel Noboa y Luisa González.
El período entre las dos elecciones fue muy corto, y más aún para quienes desde afuera veíamos que el Gobierno se demoraba en reaccionar al sorpresivo empate de la primera vuelta, que hizo sentirse ganadores a los que llegaron en segundo lugar, y alicaídos a los que llegaron primeros, por creer que era innecesario esforzarse para repetir una nueva victoria en las urnas. Esto lo percibió la ciudadanía, generando la necesidad de organizarse para llenar ese vacío que nos conduciría hacia las garras sangrientas del madurismo. Y así fue que nos enteramos de que en la primera vuelta no hubo control electoral. Mediaban muy pocas semanas para reclutar 42 mil personas que integren las juntas a nivel nacional, examinar su afinidad, capacitarlas y luego organizar la logística en territorio. Tarea gigantesca que lucía imposible de lograr, ¡pero lo hicieron exitosamente!
No es una ofensa decir que un partido joven carece de cuadros preparados para enfrentar a una organización experimentada y mañosa, por lo que necesitaba de apoyos ajenos que no los buscó. Afortunadamente, aparecieron algunos líderes que espontánea y desinteresadamente se convirtieron en guías de la ciudadanía independiente. Se sumó el inalterado compromiso de periodistas que conocen de cerca la persecución tiránica. A todos les debemos nuestra gratitud porque lucharon siendo conscientes de que primero había que ganar; para luego iniciar la guerra contra la pobreza, la delincuencia, el narcotráfico, la corrupción, las fuerzas oscuras, que tiene que empezar desde ahora para que el futuro no nos encuentre desprevenidos otra vez.
Si le hacemos caso a Sun Tzu, el correísmo entró derrotado a la contienda porque se dedicaron a amenazar abiertamente con imponernos tarjetas de racionamiento, vacunadores a sueldo disfrazándoles de “guardianes de la paz”, continuar fomentando el odio y la división; iniciando una guerra – sucia – que recordó la agresividad y grosería que caracteriza al populismo fascista y resentido cuando llega al poder, creyendo que así el domingo lograrían la victoria.
Este domingo fue histórico también por los miles de ancianos que en sillas de ruedas, con bombonas de oxígeno, apoyados en sus hijos o en sus bastones y andar lento, acudieron con gigantesca dignidad a los recintos electorales, heredándonos el conmovedor ejemplo de que a la Patria se la defiende hasta que den las fuerzas.