Pablo Granja
La migración, tanto humana como animal, consiste en el cambio del lugar habitual en que vive una población, debido a razones que varían según la especie. En los animales se da
por razones estacionales, la búsqueda de alimentos, la depredación o por instinto de procreación. Para su desplazamiento se guían por el olfato o siguiendo una ruta transmitida genéticamente.
Nuestros primeros antepasados fueron nómadas, hasta que se iniciaron en la agricultura convirtiéndose en sedentarios. Este cambio generó nuevas formas de organización social que devinieron en rivalidades y necesidades de separarse por afinidades, formando comunidades que continuaron movilizándose en los siglos sucesivos. Otras movilizaciones han ocurrido por obligación, como en el caso del tráfico de esclavos o las deportaciones masivas; hasta la actualidad, que se da en búsqueda de mejores condiciones de vida, por persecuciones políticas o religiosas, o por un afán de encontrar paz y democracia.
Las teorías más aceptadas respecto de las primeras migraciones humanas sostienen que empezaron hace 1.7 millones de años partiendo desde el África, llegando a Asia y Europa hace unos 700.000 años. Desde aquí habrían salido los primeros cazadores que llegaron al continente americano hace unos 15.000 años, cruzando por el estrecho de Bering que debido a la glaciación formaba un solo territorio entre la Siberia y Alaska. Otras teorías sostienen que América se pobló con navegantes polinesios que cruzaron el Atlántico hace unos 8.000 años.
En Europa, los movimientos humanos hacia el sur conformaron el mundo grecolatino, mientras que en el centro del continente se constituyeron las tribus celtas y germánica. Para el primer milenio antes de Cristo, el Mediterráneo se convirtió en la ruta de griegos y fenicios, que crearon asentamientos en el norte de África, Italia y España; mientras los vikingos invadieron Irlanda y Gran Bretaña. Otra invasión que produjo grandes transformaciones fue la ocupación árabe de la Península Ibérica, la cual duró 800 años y terminó en 1.492.
Dependiendo de la naturaleza de la migración se ocasionarán afectaciones positivas y
negativas: los países de origen sienten una menor presión por demanda de empleos, servicios básicos, etc. El migrante obtiene mejores condiciones de vida, oportunidades, estudio y trabajo; aunque se encontrará desarraigado de su familia, amistades y costumbres. Para los países de acogida es la oportunidad de cubrir la falta de mano de obra por envejecimiento de la población. Entre las desventajas están las diferencias de costumbres, que pueden constituir verdaderos desafíos y hasta batallas culturales, al pretender imponer los patrones de conducta y de creencias de los países que los migrantes han dejado atrás. Y entre los riesgos está el de ser portadores de nuevas enfermedades, como la pandemia reciente del covid expandida debido a las facilidades de transportación actuales. En la actualidad están ocurriendo algunas migraciones que mantienen encendidas las alarmas de la Humanidad.