¿Oportuna renuncia?

Lo que pasa en el país ya es un enorme desafío tanto para el Estado y la sociedad civil. Aunque nadie habla de aquello, creemos que es saludable poner sobre el tapete considerar la eventual renuncia del señor Presidente.

El país hoy es la encarnación del caos y del despelote; se ve en la mayoría de áreas institucionales como en la salud, donde, prácticamente no hay ni atención regular ni disponibilidad de medicamentos.

Pero hay otras áreas que no funcionan para nada y nos impactan negativamente, mientras que el Gobierno nos habla de ‘oportunidades’ y declara, muy suelto de huesos, que ha hecho más por Ecuador en apenas un año que lo que otros gobiernos en 10 años.

El Gobierno no entiende, no sabe, no capta, que estamos peor que nunca y que gran parte de los problemas son de su completa competencia.

Lo ocurrido en Cristo del Consuelo indica que el país está bajo la amenaza seria de desaparecer institucionalmente y quién sabe si hasta políticamente. Tan grave es la situación y en Carondelet ignoran el quiebre histórico que está viviendo el Ecuador.

El territorio nacional está bajo el mando de organizaciones criminales y guerrilleras que ya le pintaron la cara al Estado y a todos los improvisados funcionarios que recubren cargos que les quedaron grandes.

En el medio no está su ego sino el Ecuador entero, y es al país que deben dar respuestas. El país clama por más control y respuesta a la criminalidad, pero los ejecutivos del mandatario se alaban entre ellos mismos, y se ocupan día y noche de cómo controlar la Superintendencia de Bancos.

Necesitamos que alguien cercano al Presidente le exhorte a tomar medidas contundentes, pues ya nos vamos pareciendo cada día más a la Colombia de los años 80.

Por todo esto debemos pensar si lo más beneficioso puede resultar que el Presidente renuncie y se adelanten elecciones, pues el actual Vicepresidente seguiría la misma línea: entregarse a la inercia y a la providencia.

La enfermedad del mandatario obviamente nos conduele a todos, pero es un agravante y un nuevo obstáculo a la gobernanza, puesto que necesitamos a nuestro Presidente al mando, sobre todo hoy que la situación es insostenible.