¡Ocúpense del país!

El proyecto de ley enviado a la Asamblea solo alarga la agonía política y social que vive el país. Se trata de hecho de una ley que, aunque fuese aprobada, no tendría ningún impacto significativo sobre la población; al contrario, seguiría afectando directamente los bolsillos de la clase media, que ya no sabe cómo salir adelante.

En campaña nos prometieron cosas que hoy, desde el Gobierno, no pueden ni saben lograr. Es más, hoy estamos igual o peor que con Moreno, puesto que el sistema carcelario ha colapsado definitivamente y el Estado no tiene la capacidad ni quizás tampoco la voluntad de recuperar el orden. Seguimos endeudados, sin trabajo , abandonados y, para colmo, la criminalidad es dueña de las calles del país. El Estado de excepción, con presencia militar y policiaca en las calles, resulta ser una farsa en la que todo sigue igual.

Lo que necesitamos es que se inyecte mucha plata, pero que llegue a la gente, pues los modelos exitosos en la pandemia han sido aquellos de los gobiernos que han entregado liquidez a sus ciudadanos, tal como se ha hecho en Europa y Estados Unidos. En Ecuador, en cambio, tenemos una Asamblea y una Presidencia que juegan la parodia de una patética “lucha de titanes” cuando, en realidad, ya no representan a nadie.

Dos poderes endebles que deberían más bien tomar la rienda de la situación y empezar a gobernar con medidas innovadoras, contemplando eliminar impuestos, bajar tasas de interés, eliminar pues, todas las trabas que le impiden al ciudadano salir adelante y emprender, como se nos prometió. Hoy, en cambio, estamos tan mal que hasta el alto precio del petróleo afecta directamente al ciudadano, con un aumento en el precio de la gasolina. Nos venían contando que a Correa solo le fue bien por contar igualmente con un alto precio del barril, pero ahora en cambio los ecuatorianos entendemos que son incapaces de gobernar inclusive en tiempos de “bonanza petrolera”. Ya no se puede aguantar tanta indolencia. Necesitamos una salida democrática y esto le corresponde tanto a la Asamblea como al presidente, que pronto deberán ofrecernos una solución, un cambio positivo para el país.

Se necesita liderazgo y ha llegado la hora de que cada quien asuma sus responsabilidades .