Obligar a vacunar

La acertada y valiente decisión del gobierno de declarar obligatoria la vacunación contra la COVID-19 ha generado polémica, pero también apoyo y aceptación entre la población. Muchos países supuestamente adelantados no han sabido tomar esta decisión, por temas de cálculo político antes que por real interés sobre la tutela de la población; hoy, son rehenes de una minoría que abusa de la democracia y de la libertad para utilizarlas como instrumentos de agresión en contra de la mayoría. No vacunarse y exponernos a todos a la COVID equivale a ejercer violencia.

A las investigaciones, publicaciones y pruebas científicas se opone un grupo de negacionistas dogmáticos que han decidido no creer en el virus ni en los doctores. A los que quieren reivindicar su libertad sin vacunarse habría también que dejarlos libres de pagar su curación y los insumos que requieran en el caso de contagiarse, así como recordarles que ya los vacunaron desde niñitos, sus propios padres, para muchas enfermedades. Si tanto desconfían de la medicina, entonces que dejen de ir a los hospitales en el caso de enfermarse, pues, si no se cree en la ciencia, hay que ser, además de “libres”, coherentes.

En Alemania recientemente han puesto en cuarentena a los no vacunados, medida que ha bajado drásticamente el número de contagios en los hospitales. Esto ha demostrado que los no vacunados son parte del problema; pronto, muchos países europeos podrían emular al Ecuador y obligar a su población a vacunarse. Por todo esto, sí debemos apoyar al presidente; sin embargo, el gobierno debe también mejorar algunas posturas sobre el manejo del virus, como crear aplicaciones y/o herramientas que permitan el acceso a lugares públicos, y adquirir más y más vacunas de diferentes marcas, lo que permitiría a los ciudadanos escoger aquella que consideren la mejor. La COVID-19 ha develado que aún hay mucho que hacer dentro del sistema de salud pública, donde siguen faltando insumos e infraestructura para los enfermos de diferentes afecciones. Ecuador espera que, así como se viene manejando la COVID-19 se manejen también las demás enfermedades que necesitan de los recursos estatales.