No descuidar otras vacunas

La espectacularidad de la actual pandemia que nos acosa y atemoriza deja secuelas de dolor y muerte entre los seres humanos de todo el planeta.  Además, ha hecho que los procesos regulares de vacunación sufran deterioro y abandono, sobre todo en países como los latinoamericanos, entre ellos Ecuador.

Hemos escuchado a padres de familia angustiados sin saber cómo conseguir las vacunas regulares, como la BCG o antituberculosa, la de la polio, la triple que previene de la difteria, la tosferina y el tétanos, la de la fiebre amarilla, la antirrotavirus, la del neumococo, la de la hepatitis A y B, la de la rabia, la de la influenza, la del sarampión, la de la rubeola, la de la varicela….

¡Cuántos avances para la humanidad! ¡Cuántas enfermedades pueden prevenirse gracias a la invención de las vacunas! Estas evitan la mortalidad, sobre todo de los niños, y los dejan menos vulnerables frente a enfermedades terribles, mortíferas o deformantes, que tanto daño han causado a lo largo de la historia de la humanidad.

La verdad es que la ciencia ha avanzado cada vez más en la lucha contra las enfermedades y las vacunas se han popularizado, sobre todo en las últimas décadas, al punto de que cada niño debería tener su carné de vacunas que le garanticen inmunidad frente a una serie de enfermedades.

Es importante recomendar a los padres de familia, sobre todo a quienes tienen niños pequeños, no descuidarse en la administración de las dosis de las vacunas, que salvarán la vida de sus hijos y les darán una mayor oportunidad de vida saludable.

Hay negacionistas respecto de las vacunas; eso nos preocupa porque deja vulnerables a los pequeños y  coloca en riesgo a las familias y a las comunidades.