Nido de ratas

La nominación fatalista del Superintendente de Bancos en una Asamblea espuria dominada por el ‘correísmo socialcristiano’ es un punto de quiebre en las tragedias históricas de la banca ecuatoriana. A largo plazo, el oscurantismo de las cuentas del Biess y las estratagemas silenciosas para abrir la llave del ingreso del dinero sucio al sistema financiero. Ninguna sentencia judicial ni las injerencias grabadas de un consejero de gobierno ni otros impedimentos sirvieron para evitar posesionar a un desconocido Raúl González.

Este representante legal de dos instituciones en liquidación y experto en prevenir el lavado de activos y financiamiento del terrorismo, según se lee en su hoja de vida, tiene que enfrentar desde las lavanderías del narcotráfico, posibles feriados bancarios, hasta cómo auditar y evaluar los préstamos quirografarios e hipotecarios del banco creado por el correísmo (2009) con la mayor deuda pendiente por cobrar al Estado; el banco de los afiliados y jubilados del IESS que realiza operaciones en beneficios hasta de cooperativas y la banca privada.

Pero, ¿cuál es la razón de ser de la máxima autoridad de la regularización a bancos durante la era de expansión del narcotráfico? ¿Por qué hay muestras de estancamiento y crisis de autorías y controles financieros cuando se denuncia la actuación irregular de Contraloría por no indagar la mayor estafa millonaria al Instituto de Seguridad Social de la Policía? ¿Hay narco impunidad en la mayoría de entidades de control? ¿Quiénes son, por decir, los funcionarios de Contraloría gestores de las fiducias negras del Isspol con universidades privadas? ¿No es un nido de ratas la narco política de extorsionadores; similar al gasto electoral que infla candidaturas de alcaldes y prefectos con dinero ilegal, sin auditoría? ¿Y, otro nido de víboras, el negociado y tarifas por el uso del ‘habeas corpus’ en la red de abogados y jueces mafiosos para liberar criminales y ladrones?

En consecuencia, las leyes son la plaga de cada desastre porque éstas reengendran la incompetencia: la proliferación de roedores y lavanderías de dinero mal habido. Diría Séneca que al cambiar o desaparecer siempre es la hora de fumigar un Estado, incluso fallido. ‘Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad’.

[email protected]
@kleber_mantilla