Muñecas de la mafia

César Ulloa

Hace una década, la televisión ecuatoriana con el afán de subir el rating de sintonía y abrir la oferta a nuevos segmentos de la población, abrió las puertas a las telenovelas que narraban la vida cotidiana de la mafia, sin dimensionar el efecto en el público y, mucho menos, sin un ejercicio de prospectiva de lo que sucedería después. Para ese entonces, Ecuador era la isla de paz y Quito la franciscana ciudad. La realidad era otra y se creía que el sensacionalismo, el morbo y el espectáculo que se reflejaba en cada capítulo de las novelas era pura ficción, sin embargo, ahora esas mismas escenas se reproducen en nuestra vida diaria plagada por la delincuencia común y el crimen organizado.

Las cadenas televisivas hicieron lo suyo, es decir, mostraron una ficción con sabor a realidad y el Estado ecuatoriano cumplió de la mejor manera, la tarea para que la inseguridad sea el primer problema para las familias en todo el territorio nacional. No tenemos un Estado que atienda las principales necesidades de la población en condición de pobreza, extrema pobreza e indigencia. Es vergonzoso que al día de hoy, nuestra niñez padezca de desnutrición crónica infantil, la mitad de los jóvenes entre 16 a 35 años no tenga empleo ni educación y que la primera causa de muerte en los jóvenes sea el suicidio.

De las fronteras, mejor ni hablar. Es una perorata la idea de fronteras vivas, pues al norte y al sur del país se registra las menores posibilidades de desarrollo. Seguimos siendo un país que no logra brindar agua potable, alcantarillado, suministro eléctrico y peor aún internet. En pandemia, solo 4 de cada 10 niños tenían acceso a la red, los demás se quedaron por fuera del sistema educativo. Entonces, hemos vivido entre la demagogia, el espectáculo barato y la impavidez.

Este antecedente explica por qué, en un país de imposibilidades como el nuestro, los jóvenes quieren imitar y superar a los líderes de las bandas criminales que están en las telenovelas. Hay aspiraciones públicas por parte de influencers para convertirse en las muñecas de la mafia y los capos de los carteles.