Mujeres en la revolución quiteña

Mayra Aguirre Robayo

El libro ´Mujeres de la Revolución de Quito´ de Sonia Salazar y Alexandra Sevilla reconstruye la historia femenina desde el concepto de género que rompe con lo patriarcal y lo transgresor en los diversos estratos sociales. La política monárquica de los Borbones pretendía convertir a las colonias en productoras de materias primas y consumidoras de productos finales, y las rivalidades de España con el bonapartismo creó un vació de poder en la Corona. Las Reformas Borbónicas incrementaron las rentas y afectaron las disputas entre chapetones y criollos en los cargos públicos, y sometieron a los indígenas a ´buenos súbditos´. Estas circunstancias son preámbulos del Grito Libertario del 10 de agosto de 1809.

La piedad, la castidad, la virginidad era un mundo modelo de pureza y honor de las mujeres que estaban restringidas al hogar y a los conventos que redimía a su familia. En España, como en las colonias, la superioridad de los hombres estaba en lo moral y en lo intelectual.

En el siglo XVIII las tertulias fueron la semilla para formar una cultura literaria que influyó en la esfera pública de la modernidad y la ilustración: la igualdad, la libertad y la participación que conjugó el proceso emancipador, que rompía con la autoridad tradicional del Estado y la Iglesia en Quito y en rincones ilustrados de la Audiencia. Eugenio Espejo como bibliotecario auspició las reuniones con los universitarios. Su hermana Manuela prestaba libros y se consideraba mestiza y amante de la patria. Manuela Cañizares impidió que los complotados patriotas salieran de su casa, ubicada en la Plaza Mayor, sin firmar el Acta Independista.  María Ontaneda y Larraín fue parte de las tertulias en la visita del científico Humboldt. Las mujeres realistas e insurgentes se vieron abocadas a ser férreas defensoras de sus familias y la suya propia. Gertrudis Esparza, Nicolasa Jurado, vestidas de soldados, escondieron su feminidad y se involucraron en acciones militares. El 10 de agosto de 1810 la ciudad lamentó que los españoles retomaron el poder y asesinaron a los insurgentes.

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