¿Muerte cruzada?

Desde que Correa, amagaba en el 2017 con utilizar el comodín de la muerte cruzada, no se hablaba con tanta frecuencia de esa posibilidad ahora con Lasso en el poder. El debate se ha volcado nuevamente a este tema ante el hastío nacional hacia la Asamblea y sus muy cuestionables decisiones en este primer año de gestión. Nadie se siente representado y se ve con desasosiego que el anterior período legislativo no se diferencia en nada al actual: pactos, repartos e inmoralidad. Eso y más, ha hecho que meditemos en que aquella facultad constitucional que tiene Lasso en sus manos de mandar a todos a sus casas (él incluido), no pinte mal ante la falta de consensos, empleo y repunte económico. Aunque suene bonito, permítame decepcionarlo: ¡No va a pasar!

Haga de cuenta que usted es Lasso y está sentado en su despacho en el Palacio de Carondelet. Mira hacia atrás y se da cuenta de que desde el 2013 está intentando llegar a la presidencia y que después de mucho esfuerzo y capricho, finalmente lo logró. Y no solo que cumplió un sueño personal con el que pudo cambiar su bio en Twitter, sino que también lo hizo venciendo en las urnas al candidato de la fuerza política más influyente de los últimos años. Viendo ese panorama, ¿cree usted que Lasso puede plantearse sacarse la banda presidencial e irse a su casa? Pero sigamos con el mismo ejercicio. Mira usted las encuestas de hace menos de un año, las compara con las de estos días y es consciente que si se convoca a nuevas elecciones, sencillamente no vuelve a ganar, no le dan los números. Por lo tanto, una eventual reelección es de pronóstico reservado. Sabe, también, que nada garantiza que su bloque actual de asambleístas sea ratificado en las urnas y que las alianzas electorales, al menos con Nebot y el PSC, son una puerta que no se volverá a abrir. Puede acudir al electorado decepcionado con Pachacutik o la Izquierda Democrática, pero requiere de un esfuerzo nacional y de un equipo operativo que ni siquiera en su actual gobierno parecería tener. En resumen, en el terreno político, es más lo que podría perder que lo que podría favorecerle.

¿Aún le queda duda de que el paisito se maneja desde el cálculo político? Las cuotas de poder, los compadrazgos, las alianzas a la media noche y la interferencia en las instituciones es el menú de nuestra historia republicana. No habrá muerte cruzada, la Asamblea seguirá bloqueando los proyectos de Lasso y el elevará sus plegarias para que el fantasma del ministerio de la ley le funcione de cuando en cuando. ¿Es mucho pedir un mínimo de gobernabilidad?

@ItaloSotomayor

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