Mílica Pandzic
Si al presidente Noboa le cancelaron o no una charla en Yale ha sido una de las discusiones más agitadas de la última semana, y tanto oposición como oficialismo han centrado sus esfuerzos en los últimos días para imponer su versión de los hechos. No obstante, es una conversación que resulta irrelevante e infructuosa frente a los grandes problemas que enfrenta el país.
Estamos viviendo una de las épocas más violentas de nuestra historia, sin que se avizore ninguna solución integral. Además, el país está sufriendo su tercer periodo de apagones programados en menos de un año, mientras que la economía nacional está contrayéndose. No sorprende que el 74% de los ecuatorianos considere difícil prosperar en este país y que los mercados internacionales sigan viendo a Ecuador como un destino de alto riesgo para invertir.
Y como si los problemas nacionales fueran poco, cada provincia y cada ciudad tiene los propios.
En una misma semana Quito sufrió el peor incendio forestal de al menos los últimos 30 años para luego recibir constantes lluvias que están provocando desbordamientos. Los riesgos a los que estamos expuestos solo se intensifican, cada vez con menos tiempo para responder entre una crisis y otra.
Por eso, hoy más que nunca, a nivel nacional y a nivel local, deberíamos estar conversando de lo importante: de lo que se requiere resolver y de cómo resolverlo para poder guiar las acciones necesarias hacia las respectivas soluciones. Desafortunadamente, discusiones como la de la charla en Yale solo se multiplican a medida que nos acercamos a elecciones. Frente a estas crisis simultáneas, los ecuatorianos merecemos conversaciones más técnicas y menos politiqueras – pero también está en nosotros exigir que así sea.