Mildred Molineros
En la actualidad, muchas empresas enfrentan conflictos internos que, de no gestionarse, pueden terminar en procesos judiciales largos y costosos. Un caso reciente muestra cómo una empresa local evitó demandas y redujo sus costos al fomentar un ambiente de diálogo y capacitación en resolución de conflictos.
En esta empresa, surgió un conflicto importante entre dos departamentos. Al principio, parecía que la única salida sería un proceso judicial. Sin embargo, la dirección tomó una decisión diferente: implementar un programa de mediación interna. Así, se optó por capacitar a los empleados en técnicas de comunicación asertiva, manejo de emociones, lenguaje no verbal, empatía y escucha activa, autoconocimiento y autorregulación, resolución creativa de problemas y construcción de confianza.
El resultado fue sorprendente. En lugar de escalar a un juicio, los empleados lograron resolver el conflicto mediante la mediación, reduciendo considerablemente el tiempo y los recursos económicos destinados a la gestión del problema. Además, la empresa entendió que no basta con resolver conflictos; es fundamental crear relaciones sólidas entre los empleados, que permitan prevenir conflictos y faciliten su gestión cuando surgen. Esta etapa preventiva es crucial, pues no se puede reparar algo si no existe una relación previa sobre la cual construir.
Este caso demuestra dos lecciones clave para los empresarios: primero, la importancia de enseñar a los empleados a dialogar, evitando así la necesidad de llegar a instancias legales; y segundo, el crear un ambiente de diálogo además elimina el costo futuro de un conflicto judicial.
En lugar de temer al conflicto, las empresas deben brindar a los empleados los espacios y tiempos para resolver los conflictos de manera pacífica y consensuada, volviéndolos parte de la solución. Es decir, devolverles a ellos la responsabilidad de resolver sus propios conflictos sin dejarla en manos de un tercero.