Mentes subyugadas

Rodrigo Contero Peñafiel
Rodrigo Contero Peñafiel

Durante miles de años nos creímos especiales; se pensaba que el universo giraba a nuestro alrededor, que la Tierra era el centro de todo y que el ser humano era el centro de la Tierra; que nuestra mente era la suma de todo ello, nuestra alma el centro de nosotros y el vínculo sobrenatural con Dios y la eternidad.

La política ecuatoriana es una muestra de la clara influencia del pasado en el presente y el futuro de la conducta, decisiones, gustos y aversiones en determinadas personas. La vida va dejando profundas experiencias que fluyen y que copian e imitan lo que otros hacen. Cuando las metas son temporales, se cree que se puede saber cómo son las personas con el solo hecho de mirar su figura; esto, debido a la influencia inconsciente que actúa en las mentes subyugadas.

Seguir con este tipo de tendencias en pleno siglo XXI, pretendiendo controlar o contrarrestar acciones, hechos o circunstancias para hacer oposición instintiva, revelan un retraso en el tiempo y el espacio. Muchos políticos demuestran una falta de preparación y cultura, cuando la ambición y la fantasía supera el accionar de su vida intelectiva. El pensamiento consciente no les importa, pero son muy hábiles para manipular la mente de los más débiles y sugestionables.

Cuando se posee libertad y control consciente para actuar, se tiene voluntad y autonomía para no ser controlados por nadie. Una persona sensata tiene en cuenta lo bueno y malo de sus actuaciones, se ajusta a la razón y al sentido común y no permiten que se aprovechen de sus actuaciones. El autocontrol más efectivo se ejerce a través de la fuerza de voluntad que extingue impulsos y conductas no deseadas. El mal capitán de un barco insiste en que solo importa el timón para luego terminar estrellándose o ir a la deriva.

Sectores políticos en contubernio con bandas delincuenciales pretenden destruir la democracia, sembrando el caos y la violencia, a través del crimen organizado y el narcotráfico. Quienes dicen tener una estrella en la frente, son aquellos que en los últimos 14 años han llevado el país al fracaso, ante la desidia de los políticos tradicionales, que actúan por conveniencia personal o guardan silencio cómplice.