Me vale…

Matías Dávila

La mayoría de ecuatorianos sufre de quemeimportismo. O nos resbala todo, o somos un rebaño de idiotas que no entiende el vínculo entre la política y nuestro día a día. Quiero creer que ‘solo’ nos dejó de importar, aunque con un promedio de lectura de 0,2 libros al año (la estadística ecuatoriana), la segunda opción no es muy descabellada.

¿Se siente representado por algún político que actualmente esté en ejercicio del cargo? Aquí hay solo dos opciones. Hablo frecuentemente de esto y la respuesta suele ser “no”. Pero, si es “sí”: ¿Cuántos políticos en ejercicio le representan? Si me dice “15” ¡no está mal! Se siente representado(a) por el 10% de nuestros gobernantes. Pero si la respuesta es 1 ó 2, se siente representado por el 1% del Gobierno. ¡Ahí tenemos un problema!

Pero imaginémonos que el 1% tampoco está mal. ¿Sabe lo que ha hecho ese 1%? ¿Le sigue la pista? Si la respuesta es “no”, el problema se profundiza.

Ahora, ¿cómo haría usted para exigirle a ese funcionario que cumpla con esa representatividad? Honestamente, ¿cree usted que si le manda un mail a su representante, este va a trabajar para satisfacer su demanda?… sí, yo pienso igual.

La pandemia nos enseñó que otras formas de organización son posibles. Hace décadas que se viene hablando de ‘e-government’ y había todo tipo de excusas para no aplicarlo en Ecuador. Hoy, a la fuerza, demostramos que todo se puede hacer en línea… ¿y qué pasó? Sencillamente no hay voluntad política, pero lo peor, no hay voluntad ciudadana.

Nosotros somos el gran problema, no ellos. Si nosotros, los dueños de la plata, no estamos dispuestos a ser veedores de esos recursos y si no presionamos para administrar correctamente las soluciones a nuestras necesidades, estamos perpetuando el problema.

No importa cuántas marchas hagamos ni cuantos berrinches en redes sociales tengamos. El que no está dispuesto a mojarse los pies, no está dispuesto a cruzar el río.