Mayo , hasta que se pudra…

Todos hemos escuchado decires que hacen relación al tiempo. Recuerdo lo que con frecuencia oía de labios de mi abuelo. Cosas como: Aguas en Enero trancas al granero, Abril aguas mil, Mayo hasta que se pudra el sayo….

Estos dichos obedecen a la sabiduría popular y tienen una estrecha relación con la realidad. Nos encontramos en un período intenso de lluvias, en la época invernal de un país que, por su posición geográfica, no tiene estaciones marcadas.

Es frecuente oír hablar de lo inusual de las lluvias intensas, con clara evidencia de una memoria frágil de lo que ha sido el tradicional comportamiento pluviométrico de la región.

Frente a las noticias de deslaves, de irrupción de quebradas, de crecimiento de ríos, es claro que el tratamiento que hemos dado a nuestro entorno en las últimas décadas, no es el adecuado.

Se construyen casas en lo que fue el cauce de una quebrada o a las márgenes de un río, pensando que el período de estiaje va a ser eterno. Con las lluvias, las construcciones corren peligro de ser arrasadas por la torrencialidad de las aguas.

Como un principio que obedece a la experiencia, se dice que las aguas suelen regresar a sus antiguos cauces. La improvisación e imprevisión al momento de realizar las construcciones y el afán de “venta” de predios por parte de gente inescrupulosa, ignora esta realidad.

Es verdad que el aumento poblacional dispara la necesidad de encontrar soluciones de vivienda, pero las soluciones que tienen poca visión, que miden el riesgo y tampoco evalúan las consecuencias a futuro, acarrean desastres que arriesgan vidas humanas.

Qué necesario es prevenir, dejar de improvisar, observar el entorno, cuidar el equilibrio ambiental, ser creativos, usar la tecnología para tener conocimientos avalados que impidan acciones que atenten contra las vidas.