Hace unos pocos días tuve la oportunidad de escuchar al presidente Guillermo Lasso en una exposición frente a empresarios ecuatorianos y norteamericanos en la ciudad de Nueva York.
Debo decir que fue una muy interesante experiencia el comprobar la aceptación y los positivos comentarios que tanto el presidente de la república como algunos miembros de su gabinete, tuvieron entre los asistentes.
Se habló sobre las posibilidades de inversión en el país, que en las actuales circunstancias aparece como muy atractivo por los incentivos para las empresas, pero también fue realmente grato el escuchar hablar sobre la necesidad de ganar en presencia como país en el exterior, con una expresión que, indudablemente es un buen eslogan para nuestro país, aquella de “más Ecuador en el mundo”.
Esta posición es altamente congruente con las características de nuestro país, ubicado en la mitad del mundo, con productos que han alcanzado el estrellato por su calidad, algunos tradicionales como el banano, pero también otros que van ganando espacios cada vez más importantes, como el atún, los camarones, las flores, especialmente las rosas, los mangos y aguacates, el cacao procesado, con marcas muy respetables de chocolates que ya tienen un nombre en los mercados internacionales.
Pero también se avizoran inversiones en minería, en energías alternativas y, por qué no, también en innovación y tecnología.
Cada producto que lleva la marca Ecuador y que es adecuadamente presentado en el extranjero hace de embajador del país, demuestra que somos capaces de generar productos, muchos de ellos provenientes de nuestra diversidad, que hacen realidad aquello de “más Ecuador en el mundo” y que deben redundar en la generación de más puestos de trabajo.
Por ello repito la frase usada por el presidente, porque creo que valdría la pena hacerla parte de nuestro ideario y aflorar en las acciones que cada uno de nosotros realicemos.