Martín Riofrío Cordero
La semana pasada escribí una columna sobre la lista del New York Times de los 100 mejores libros del siglo XXI. Advertí, entre otras cosas, sobre el peligro de las listas: suelen ser arbitrarias. Esta no fue la excepción. Es una lista, como cité la semana pasada y me dijeron unos amigos hablando al respecto: ‘muy gringa’. Incluye libros y autores que no han sido traducidos al español, y por ende, desconocidos para el mundo lector hispanohablante. Casi no mencioné libros ni autores, porque creí que la naturaleza de ese artículo era la de señalar las ausencias e imprecisiones de una lista que abarca el siglo XXI como si ya hubiese terminado. Son solo 24 años los que han pasado, de los 76 que nos quedan por vivir. Y si algo nos ha enseñado la historia, es que así como dice el tango que ‘veinte años no es nada’, 100 años tampoco. Es imposible, a la luz de hoy, saber qué autores que escriben ahora sobrevivirán a la posteridad en el futuro. Con suerte, de esa lista, dos o tres.
Ahora bien, en el transcurso de la semana, varias personas me preguntaron qué autores o libros yo consideraba que habían faltado. Incluso, la directora de este diario, amablemente, me sugirió escribir un nuevo texto sobre los grandes autores que, a mi criterio, estaban ausentes.
En este caso, podría comenzar hablando de la obra de Enrique Vila Matas, escritor español. Vila Matas comenzó a escribir en el siglo pasado, pero algunas de sus grandes obras fueron publicadas del 2000 en adelante. Para muestra ‘El mal de Montano’, ‘Bartleby y compañía’, o ‘Doctor Pasavento’. Se trata de una obra que propone una exploración lúdica de sus personajes a través de la intertextualidad y la creación de universos narrativos sólidos. Dichos personajes, en su mayoría escritores, pese a jugar con una erudición exquisita, un poco inaccesible para el lector que por primera vez se acerca a una lectura de estas características, suelen también, al final, ser muy humanos. Caen en desgracia y se levantan. En este caso, con la fortaleza que les da la literatura.
También podría hablar de otro autor, que ha sido definido por la crítica como ‘el Kafka portugués’. Se trata de Gonçalo M. Tavares, un autor que justamente comenzó a publicar en el 2002, y que poco a poco ha construido una narrativa sólida, donde la miseria humana, el absurdo, y el humor se conjugan en una gran profundidad, expresada a través de sus novelas que, también, juegan mucho con sus estructuras. De él, podría recomendar ‘Aprender a rezar en la era de la técnica’, o ‘Mateo perdió el empleo’.
Hablando de autoras, han surgido en este siglo escritoras muy valiosas. Para muestra la mexicana Cristina Rivera Garza, que con ‘El verano invencible de Liliana’ ganó, incluso, el Premio Pulitzer de ficción este año. Logro no menor, al ser una obra escrita originalmente en español. También surgen las figuras de Lina Meruane, autora chilena, autora de la Trilogía de la enfermedad, serie de novelas compuestas por ‘Fruta Podrida’, ‘Sangre en el ojo’, y ‘Sistema Nervioso’. Otra autora, que a mi gusto merece mucho más reconocimiento del que ya tiene, es Ariana Harwicz, escritora de la Trilogía de la pasión, compuesta por ‘Matate, amor’, ‘Precoz’, y ‘La débil mental’. Autora, que además, no le teme a meterse en terrenos pantanosos, como explorar la mente de un pedófilo (lo hace en ‘Degenerado’) o como ahondar en la mente de una madre que secuestra a sus hijos (lo hace en ‘Perder el juicio’, su más reciente novela).
Estas son algunas de las recomendaciones que se me ocurren en este momento. Debo advertir que, al igual que las listas, son sumamente arbitrarias, y contemplan también grandes ausencias. Por eso animo al lector a que las lea, y descubra, así mismo, a todos los grandes autores y autoras que no están. La literatura es un mundo de exploración y de goce continuo.