Manual de supervivencia a una inmadura cultura de servicios

Comparto unos ‘tips’ que estoy empezando a aplicar para no perder la cabeza.

  • Ser puntual es llegar con anticipación. Si vamos a llegar tarde, como mínimo, aprendamos a avisar y a pedir disculpas.
  • Para ser atendido y no correr el riesgo de tener que regresar, lleguemos al menos una hora antes de la ‘hora de cierre’. Nuestra puntualidad solo se cumple de manera exacta a la hora de salir.
  • Si vamos a hacer un trámite, procuremos hacerlo antes de las horas del almuerzo. Se lo podría probar estadísticamente, como nos encanta comer en grupo, probablemente nos topemos con que debemos regresar más tarde.
  • Dejemos en el calendario horas huecas para concluir gestiones inconclusas; seguramente nos pedirán regresar al día siguiente porque, como mínimo, faltan un par de firmas o formularios.
  • Preguntemos al menos tres veces y ante tres personas distintas si es que los requisitos que nos piden están completos. Casi siempre falta “algo más”.
  • Si el giro de negocio de la empresa con la que nos queremos contactar es de trabajo ‘24h’ y queremos obtener información o respuestas a través de redes sociales, esperemos sentados y preparemos un café. Si es importante, deberemos llamar a todas las extensiones posibles y esperar, con “santa paciencia” en la línea.
  • Entendamos que lo llevamos tan enraizado, que aquello sobre lo que nos quejamos tanto, nos pasará a todos más de una vez. El secreto está en que todos, sin excepción, aprendamos a hacernos responsables de nuestros actos, a emitir sugerencias de manera correcta, cortés y con razones fundamentadas y, por supuesto, entender que esa es la mejor oportunidad que tenemos para mejorar. Solo así podremos generar un verdadero cambio en la cultura de servicio y la eficiencia en el país.