‘Madre, hija y muñeca’

Las imágenes que circulan por el mundo muestran el terror de la población que intenta desesperadamente huir de Afganistán por la inminente represión y violencia que se avecina, sobre todo la perpetuada hacia las mujeres.

En estos días también ha circulado en redes sociales, con millones de reproducciones, la obra de la fotógrafa yemení Boushra Almutawakel de 2010 que muestra el retrato de una madre musulmana con su hija y con la muñeca de la niña en brazos, todas vestidas con el tradicional hiyab (pañuelo que usan las mujeres musulmanas para cubrir su cabeza y cuello) y en varias imágenes la transformación hasta usar el burka que les cubre completamente y llegan a desaparecer.

Resulta devastador observar cómo la mujer, la niña, la bebé están ocultas bajo el régimen talibán.

El conflicto político afgano es complejo y quizás, la mirada desde Occidente puede tender a simplificar el análisis. Pero más allá de las tensiones entre cultura, religión y la hegemonía occidental, nada puede explicar las estructuras que someten a las mujeres a condiciones desiguales, nada puede justificar la pérdida de libertad, inclusive si esa adscripción fuera voluntaria.

En una entrevista a un medio británico, Almutawakel, afirmó que su fotografía ha sido mal utilizada por la opinión pública internacional y que se ha estereotipado a la religión musulmana. Afirma que no todas las mujeres musulmanas, aun cuando cubran su rostro, están sometidas; que el patriarcado y la misoginia también existe en el resto del mundo.

Efectivamente, el patriarcado perturba la convivencia armónica a lo largo del globo terrestre y por eso es que la lucha por la libertad y la igualdad no debe supeditarse a ninguna religión, ni cultura o estructura política alguna.  

El feminismo es un acto de humanidad.