Luz de América

PACO MONCAYO

Ciudad rebelde que proclamaba en 1593: “A las alcabalas bala, a la libertad lealtad”, defendida por el “Cabildo fuerte de Quito que os habéis tan bien mostrado, por este pueblo afligido”.

Barrios dignos que proclamaban en 1809: “No hay Rey, no hay legítimo dueño, no hay padre, no hay Señor, no hay herederos sucesores, no hay legítima autoridad…  No hay más que tiranos intrusos usurpadores. Nosotros hemos quedado libres naturalmente.  Dispongámonos a conservar esa amada libertad”.

Ciudad indomable. Escribía José Molina, presidente de la Audiencia, en 1810: “La experiencia tiene acreditada que las ideas características de la Provincia de Quito son, desde su cuna, propensas a la revolución e independencia. Este es el espíritu que ha animado a los padres, ésta la leche que ha alimentado a sus hijos, esto en lo que fundan su soñada felicidad…”.

Ciudad mártir. Decía Bolívar: “En los muros sangrientos de Quito fue donde España, la primera, despedazó los derechos de la naturaleza y de las naciones. Desde aquel momento de 1810 las muertes de Quiroga, Salinas y tantos otros, nos armaron con la espada de las represalias para vengar aquellas sobre todos los españoles.

Ciudad sede de la Primera Constituyente, en 1812: “En el nombre de Dios Todopoderoso, Trino y Uno” y, a la par, en representación de pueblo soberano, dictó el pacto solemne de sociedad y unión entre las Provincias que formaron, desde ese día, el Estado de Quito…”.

Primer patrimonio de la Humanidad, UNESCO: “En esta ciudad andina, el hombre no ha buscado imponerse a la naturaleza, sino que la ha utilizado para realizar una obra única en su género…una concepción unificada de las fuerzas humanas y naturales”.

Esta es la capital de los ecuatorianos. No se la puede robar, maltratar, ofender, mal administrar impunemente. No es botín de alcaldes o concejales corruptos. Debe su ubicación señera entre las ciudades del mundo a esta larga historia de sangre, sacrificio y dignidad que no debe ser pisoteada y mancillada por quienes han intentado sumergirla en la ignominia y oscuridad. Hay que rescatar a la ciudad calificada por los patriotas chilenos, en 1810, como ‘Luz de América’.