Guillermo Lasso inició su gestión gubernamental en plena luna de miel. A menos de un mes registra la mejor aprobación que un presidente haya tenido desde la transición a la democracia desde 1979: siete de cada diez personas entrevistadas le califica de la mejor manera. Eso significa que hay una gran expectativa de la población con respecto a sus decisiones en una época compleja. Se podría añadir tres elementos más a su favor: la diplomacia de la vacuna funciona, la conformación del gabinete recibió aplausos y alcanzó una mayoría en la Asamblea para elegir sus autoridades. Todavía no hay ninguna prueba de fuego que el Gobierno haya enfrentado. Por lo tanto, no ha validado aún su capacidad de mediación social y política.
Después de vacunar a nueve millones de personas, ¿qué viene y cómo? ¿Será que al siguiente día de la vacunación se resuelve la crisis por el desempleo, la inseguridad galopante y la depresión colectiva porque las condiciones de vida no resuelven, mínimamente, los problemas? No. Así de sencillo. Por eso, el diálogo auténtico, como mecanismo de reencuentro con los diversos sectores de la sociedad, es fundamental para encontrar vías alternas que aterricen en soluciones, responsables, hojas de ruta y compromisos. Los seis primeros meses del Gobierno son claves en los distintos modos de pandemia e intentos de salir de esta.
Salir de los extremos es un reto para el Gobierno, pues la votación en la primera vuelta fue contundente al advertir que un importante segmento de la población no quiere una propuesta de extrema izquierda ni de extrema derecha. El eco en la segunda vuelta fue un mensaje hacia el centro, un plan de país que se inscribe en un triángulo, en donde el Estado, la empresa privada y la sociedad encuentran mínimos comunes. No es tiempo para los juegos de suma cero y vanidades. La idea del reencuentro no solo es convocatoria, sino legitimidad en quienes conducirán el diálogo más una metodología que sepa orientar al país hacia acuerdos que se sostengan en el tiempo y generen certezas en medio de la incertidumbre.