Los mismos lobos vuelven por el rebaño

Alejandro Querejeta Barceló
Alejandro Querejeta Barceló

Ante la crisis que afronta, el presidente Lasso enarbola la bandera de la concordia y el diálogo. Encara, así, cada nuevo motivo de tensión, bien sea en la Asamblea Nacional o con el movimiento indígena. Tiene sobre él y su gobierno la famosa “espada de Damocles”, es decir, según la Real Academia, una «amenaza persistente de peligro». A la que se añaden los “Papeles de Pandora”.

Cabe conjeturar que las líneas maestras de este tinglado obedecen a un conjunto de maniobras perfectamente planificadas. Maniobras que no ocultan un objetivo: su destitución, en un primer caso, o renuncia del mandatario, si es que cuaja la “encerrona” que se quiere armar. Esto es sólo una simple advertencia del daño que se puede causar también a nuestra democracia.

Ya se dijo que la ignorancia y la estupidez política son las armas de los cobardes. Un exministro de Correa hizo una síntesis de interés de los “cargos” en contra de Lasso en relación con el caso Pandora: tener activos en paraísos fiscales; perjurio al mentir en su declaración y negarse a cooperar con la investigación parlamentaria. La manipulación de las normas legales se ajusta a la primera de las armas.

La estupidez explica la conducta de no pocos de los manipuladores. Los discursos tempranamente triunfalistas son frecuentes. Sobre la caja de Pandora la respuesta que ha dado el Gobierno es la de poner todo este orquestado y publicitado embrollo en manos de la Contraloría y la Fiscalía. Ni cortos ni perezosos, los dirigentes de la Conaie entraron en acción.

Acaban de poner sobre la mesa una media docena de demandas, con la reducción del precio de los combustibles en el centro. Nada que no se pueda corregir. Falta, sin embargo, explicar al resto de la ciudadanía cuáles soluciones proponen para satisfacer sus demandas, qué argumentos hay detrás de cada y qué las motiva, precisamente ahora.

Lasso encara un camino que pasa por un peligroso campo minado. Y junto con el presidente, todos estamos condenados a vivir bajo el chantaje. La historia se repite, los mismos lobos vuelven a acosar al rebaño. Esa es nuestra recurrente “espada de Damocles”. ¿Hasta cuándo?

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