Pablo Granja
Uno de los personajes más pintorescos de la política nacional, Alvarito, subió un video a las redes, expresando su feroz molestia por el desbarajuste de estos tiempos: “Ecuatorianos: se armó el despelote… ¡Viva el Ecuador!”. Empezando por la renuncia del Dr. L. Verdesoto, responsable del diseño de políticas para rastrear la corrupción dentro del Estado, cuyo informe disgustó al presidente; sus voceros debieron estudiarlo antes de desmerecerlo públicamente. Si bien no parece que hay una conexión, La Posta reveló los supuestos negociados del funcionario – hoy fugado – que manejó todas las empresas de mayor presupuesto; se suman el intento de fuga de otro mimado, el allanamiento de las oficinas del gerente general de Petroecuador y otros. Pero lo que estremece es el allanamiento de la Fiscalía a las oficinas del subdirector de Asesoría Legal de la Presidencia, ¡ubicada a escasos metros del Despacho Presidencial!
El presidente Lasso durante su campaña ofreció luchar sin tregua contra la corrupción, pero su promesa de recaudar 70 mil millones de dólares saqueados sigue sin iniciarse. De haberse comprobado, el populismo correísta no mantendría los niveles de un 25/30%, que le son suficientes para ganar elecciones, aunque sus listas estén integradas por sospechosos, enjuiciados y hasta una estrella porno. No hubieran ganado ni con fraude, como el actual, denunciado por una integrante marginada del CNE, que ha obligado a la propia presidenta afirmar que hay 69.947 actas con inconsistencias; cifra que no nos cuadra porque si hay 300 votantes por cada una significa que habrían 20´984.100 personas habilitadas para votar, mientras que en el Registro Electoral constan 13’ 450.047. ¿Cómo es esto? Y aun si fueran sólo 100 personas por acta, con la cifra dada por Atamaint, el 52% adolecería de inhabilitación, deslegitimando la validez de la votación y del referéndum. La cereza de este pastel es el descubrimiento de unas oficinas dentro de las dependencias del CNE del Guayas en donde se falsificaban actas, según el vicepresidente del organismo. No obstante, los líderes del PSC y de la RC han aceptado el resultado; y hasta el propio Gobierno, aunque ganar el referéndum le hubiera dado algún oxígeno en medio de su asfixia, agravada por el abandono de los colaboradores más cercanos del presidente.
Mientras tanto, en la Asamblea se reactivan los mecanismos conspiradores. Surgen las voces de la ‘muerte cruzada’, y se oye a L. Iza amenazar con una nueva movilización. El presidente llama al diálogo nacional que nadie le acepta, quizás por su reconocida capacidad de pelearse con todo el mundo. Y también por ‘ningunear’ a la ciudad que le dio el triunfo, ya que por segunda ocasión su partido CREO se presentó como ‘chimbador’, con una candidata con méritos propios pero sin ninguna posibilidad de ganar la Alcaldía. Pero no es el único sin respuesta, también Microsoft se quedó esperando la contestación a la advertencia que desde mediados de enero envió a la presidenta del CNE, advirtiéndole de la vulnerabilidad en que se encontraba el sistema, silencio que induce a creer en la veracidad del fraude o ratificar la comprobada ineficiencia de la entidad encargada del proceso eleccionario. O ambas.
Mientras la reserva monetaria crece, el valor de los bonos se desploma; y la inversión local se mantiene al mínimo, hecho tantas veces reclamado sin respuesta. Y así, mientras los partidos de centro a la derecha están en camino a la extinción, la sociedad civil quiere organizarse por su cuenta, aunque siguiendo el ejemplo de sus candidatos que demostraron su vocación para actuar dispersos. Entonces nos surge el recuerdo de otro personaje – nefasto, pero personaje al fin – que vociferaba desde una tarima: “¿Y ahora…? ¿Y ahoraaaaaa…? ¿Y ahoraaaaaaaaaaaaaa?”. La respuesta parece ser que ahora “lo más probable es que quién sabe”.