Libre porte de armas: idea ‘disparatada’

Ugo Stornaiolo

 Tras el anuncio del presidente, Guillermo Lasso, autorizando que los ecuatorianos porten armas para defensa personal, caben algunas ideas al respecto. Un mandatario acosado y hasta resignado al destino que le espera en pocas semanas, frente al poder de los votos de la asamblea, que parecen condenarlo de antemano, hace algunos guiños a uno de sus principales opositores, el socialcristianismo, siempre tan adepto a medidas como ésta o a que haya un Bukele en Ecuador.

Aunque las mafias y narco carteles ya imponen su ley por el uso de armas sofisticadas, lo cierto es que permitir a cualquier persona (con autorización del Comando Conjunto de las FF. AA.) que tenga una pistola o cualquier otra arma letal en su poder, es la demostración de que la batalla contra la delincuencia y la inseguridad está irremediablemente perdida.

Perdida porque no se puede ir por la vida ajustando cuentas con pistoletazos ante cualquier malandro que se acerque con las peores intenciones. Bala por bala, plomo por plomo, como se estilaba en el lejano oeste, entre los vaqueros buenos y los malos (también los ‘indios malos’). Solo falta que en lugar de alcaldes haya sheriffs y que en cada ciudad haya la típica cantina para que se fajen a golpes unos contra otros, hasta que alguno saque su Colt y dispare. Los armeros de Chimbo se preparan.

Libre porte de armas. ¿Si una persona le dispara a un delincuente, tendrá alguien que lo defienda, como sí tienen los malandrines -con los organismos de derechos humanos, tantos jueces venales que circulan por estos lares y leyes permisivas con los malhechores-? ¿Será nomás de andar con la pistola en el cinto, mostrándola a cualquiera que mire mal? Pésimo síntoma de los agitados tiempos que corren.

Con un presidente casi condenado a la destitución, un vicepresidente que niega cualquier intento de aprovecharse de esa circunstancia y un Virgilio Saquicela que hará de todo para mejorar su hoja de vida (ser presidente interino es el sueño de cualquier arribista con ganas de hacerse notar).

En medio de este relajo, desde Bélgica el titiritero mueve los hilos para que todo se vaya al carajo. Si portar armas es sinónimo de todo lo primario que existe, la cultura política que maneja el correísmo junto con sus aliados es la demostración de cuán bajo ha caído esta actividad en el país. Después de esto, el diluvio (perdón, ya hubo) y todos los desastres y tragedias naturales (también hubo). ¿Qué están esperando los millones de ecuatorianos que asisten a este circo y sainete para reaccionar?