Lasso revolucionario

El presidente se enfrenta hoy a la ingobernabilidad y al inmovilismo político por falta de consensos dentro de la Asamblea Nacional. Haber llegado a Carondelet sin tener el respaldo de un número considerable de asambleístas alineados con su visión le está pasando una factura que no puede enfrentar.

Lasso, tal vez, cometió errores políticos desde el primer día de su mandato cuando prefirió a Pachakutik sobre su aliado natural —el PSC— y armó una mayoría que no podía durar. Por ello, hoy se dan los ataques maniobrados la Asamblea y a su presidenta; el camino es el mismo que algún día también benefició a Rafael Correa: desprestigiar al entonces Congreso Nacional para luego convocar a la Asamblea Constituyente y disolverlo.

Sin embargo, hay diferencias de fondo que le llevarían a Lasso a preferir ir a consulta popular antes que a una constituyente para plantear la disminución de número de asambleístas y volver a votar para un nuevo legislativo. Sin embargo soy de la idea que habría que jugársela por una reforma constitucional más contundente y afín a su visión política.

Ahora,  más allá de que esta consulta y sus consecuencias van a tener enormes dificultades legales, debemos advertir que una nueva elección de asambleístas no le daría necesariamente la mayoría al mandatario. Por eso, lo más apropiado, si de verdad tiene un proyecto político sólido, sería, de forma articulada, poner en el debate político nacional a dónde quiere ir Ecuador y definir si el país está listo y quiere al lassismo, con todo lo que implica, o no.

Por ello, el Ejecutivo debería dejar a un lado la consulta popular y mejor llamar a una constituyente para, desde allí, implementar los cambios que crea necesarios y legitimar el rumbo a seguir: armar una constituyente y volver a elecciones de todas las autoridades y no solamente de la Asamblea.

Lasso debería apuntar a una revolución institucional mucho más profunda que la que un parche estéril como una consulta popular puede proporcionar. Esta no solucionaría los problemas de fondo, tal como pasó con la consulta de Moreno y el país necesita que se tomen decisiones estructuradas para el bien de todos.