Después de escuchar el discurso del presidente Guillermo Lasso, no podemos más que confirmar las muchas sospechas que ya algunos teníamos y que dan cuenta de que el Ecuador hoy más que nunca está dividido y polarizado.
A la postura de la Presidenta de la Asamblea, que hablaba de hacer ‘minga’ entre todos y en todos los aspectos sociales del país, que van desde la minga económica hasta la minga social para la creación del trabajo y de la salud, se contrapuso un discurso mucho más conservador.
En línea con sus principios, Guillermo Lasso, que luego de dedicar la primera parte de su intervención a Correa, por fin dio luz sobre lo que serán algunos de sus pilares de gobierno y que contemplan además de las firmas para los tratados de libre comercio, un país que volverá a dar más espacio a las organizaciones internacionales y a las empresas privadas nacionales y extranjeras.
Cualquiera entenderá que las visiones de Lasso y de la mayoría de la Asamblea son totalmente opuestas y muy poco conciliables. Por esto se empieza a entender que a Lasso nunca le importó romper desde el comienzo con los socialcristianos y con la UNES, porque él ha de tener un ‘plan B’ que contemple una eventual ruptura con los asambleístas.
Dijo dos cosas que son de suma importancia y que cito textualmente: “No vamos a aceptar imposiciones”, y “que, hasta que el pueblo lo decida, respetaré la institucionalidad actual” .
Ambas afirmaciones son referidas a la Asamblea Nacional y ambas solo refuerzan la percepción de que el país va a tener una fuerte confrontación institucional.
Me parece a mí que se habló con mucha lucidez sobre cuánto mundo debemos tener en Ecuador y de cuánto vamos a permanecer abiertos con otros países pero no se vislumbra la misma lucidez ni la misma apertura con los diferentes bloques dentro de la Asamblea Nacional. El país no necesita más pugnas, sino soluciones urgentes.