Las inconsistencias “progres”

Hace unos meses, unos amigos “progres” criticaban indignados de las desafortunadas declaraciones de Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, acerca de que los viejos constituyen un problema al que había que buscar una solución por la carga económica que representan para los gobiernos. “Así de insensible y torpe es la derecha”, sentenciaron. Entonces les recordé que Pablo Iglesias, dijo que “los viejos deberían hacer lo del papa Benedicto: retirarse a su Castelgandolfo; y si no lo tienen, entonces que se vayan a la mierda”. Ante esto terminaron diciendo que efectivamente los ancianos son un peso que habría que enfrentar de alguna manera. Así son: coherentes con lo que sostienen sus ídolos.

Lo estamos comprobando en estos días: en junio los indígenas paralizaron el país, exigiendo la rebaja de los combustibles por ser una medida neoliberal, impuesta por el Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, ante el anuncio de que Gustavo Petro va a eliminar el subsidio de la gasolina en Colombia, la reacción de nuestros marxistas locales ha sido guardar silencio. No sabemos si el Gobierno habrá tratado esto dentro de las mesas de diálogo, desde donde los indígenas pretenden cogobernar sin asumir las consecuencias de lo que exigen.

Alberto Fernández, presidente argentino, comparte el criterio de la señora Lagarde sobre la relación entre longevidad y el costo de la salud, pero lo expresa en un tono menos rudo que el otro:  “…mantener una persona con vida cuesta mucha plata”. Literal. Como también lo es lo de su inefable Vicepresidenta: “..la diabetes es una enfermedad de la gente de alto poder adquisitivo”; para lo que recomienda el amaranto y la “quenoa” (sic); que “…. lo conocían los incas hace 3.500, 4.000 años….”; con lo cual acaba de alargar la antigüedad de esta estirpe heroica.

Doña Francia Márquez, actual vicepresidenta colombiana, por el año 2019 tuiteó la siguiente joya: “Tenemos que acabar el capitalismo. Debemos luchar por una Colombia en la que podamos vivir como viven nuestros hermanos y hermanas venezolanas, sin codicia, sin avaricia, sin cosas materiales, solo comiendo lo estrictamente necesario”. Opiniones como esta estremecen las fibras tan solidariamente bolivarianas, que recuerdan a Chávez, quien sostenía que ser rico es malo, que es pecado. ¡Ojalá la muerte le haya encontrado confesado, por haber condenado a su familia y herederos políticos a vivir en glotona corrupción!

Otra vehemente recomendación la hace la actual ministra de Energía y Minas de Colombia, quien en el marco de la geopolítica global pide a los otros países “… que comiencen a decrecer en sus modelos económicos, porque de ese decrecimiento depende también de que nosotros logremos un equilibrio mayor…”. Tal cual. El presidente Petro no ha comentado este pedido, pero ha realizado dos declaraciones muy sonadas. La primera es su teoría de que si los pobres ganan más dinero, ahorrarán más y comprarán más automóviles, con lo que se incrementará el consumo de combustibles ocasionando daños al medio ambiente. Los progres se preocupan mucho de mantener la igualdad en la pobreza, de que cuiden el planeta y de que se vayan directamente al Cielo. ¡Por eso se encargan de incrementar el número de sus votantes, por bondadosos! La segunda se relaciona con el rechazo en las urnas a la nueva Constitución en Chile, Petro sostiene que se está reviviendo a Pinochet. Esto no es verdad: ¡lo que están tratando de hacer los chilenos es enterrar a Stalin!