Lactancia materna: pilar del desarrollo

La leche materna tiene una importancia vital: La lactancia materna exclusiva en los primeros seis meses de vida previene enfermedades y disminuye significativamente la desnutrición y la mortalidad infantil. La leche materna también juega un papel esencial en el desarrollo cognitivo en la niñez, pues 80% del cerebro crece en los dos primeros años, y la leche materna contiene los aminoácidos necesarios para este desarrollo.

Por esto, la lactancia materna garantiza el desarrollo psicológico, físico e intelectual de niños y niñas. Su impacto es tal que Noruega incluyó el valor de la lactancia materna en el PIB como parte de su producción alimenticia. Y es que la falta de lactancia materna conlleva serios problemas sociales y de salud, que finalmente también se reflejan en la economía.

Globalmente, la morbilidad y mortalidad evitables por lactancia materna le cuestan al sistema de salud mundial $1.100 millones al año, mientras que las pérdidas económicas por la mortalidad prematura de niños y mujeres equivalen a $53.700 millones en ganancias futuras cada año. Sin embargo, el mayor componente de las pérdidas económicas son las pérdidas cognitivas, que se estiman en $285.400 millones al año.

En Ecuador, la Ensanut ha encontrado que a escala nacional, el 62% de los niños menores de 6 meses reciben lactancia materna exclusiva: 70% a nivel rural y 58% a nivel urbano. Además de esta diferencia, se halló que el nivel de lactancia materna disminuía conforme aumentaba la instrucción educativa de la madre, demostrando que la vida laboral y educativa -con las restricciones que se imponen a la mujer- dificulta los cuidados maternos.

Se requiere concientización -y pleno cumplimiento de la ley- por parte de los sectores privado y público. Cuidar de la niñez es cuidar de nuestro futuro y, por tanto, es responsabilidad de todos crear las condiciones que garanticen una completa lactancia materna.