La salud en el país, después de su declaratoria de emergencia

Cumplidos dos meses de la declaratoria de emergencia en el sistema de salud del país, es indispensable hacer un análisis de la realidad que atravesamos los ecuatorianos. Una de las principales decisiones que se tomó fue el cambio de la máxima autoridad sanitaria, que despertó expectativas para un sistema de salud que en el primer año de gobierno presentó más problemas que aciertos. Reconocemos la campaña de vacunación en los primeros meses, que fue su carta de presentación, pero que lastimosamente se estancó; tener un porcentaje del 10 % de la población vacunada su cuarta dosis es el reflejo de la inconsistencia y la falta de seguimiento brindado a un proceso que sin duda fue exitoso en su primera etapa.

Tenemos alrededor de 1500 personas de la Red Pública de Salud, (IESS-MSP-ISSFA-ISPOL) que trabajaron en pandemia y que fueron desvinculados de las unidades de salud, a pesar de estar respaldados por la Ley Humanitaria, que  ofreció la continuidad en su trabajo y estabilidad laboral mediante un nombramiento. Al rededor de 1.4000 nombramientos ofrecidos por parte del Ministerio de Salud con un debido cumplimiento, pero contrastado completamente con la realidad que se vive en IESS, donde solo se han cumplido cerca de 5.000 nombramientos de los 13.500 aproximados, donde luego de un análisis técnico documentado se sugirió la recontratación de al menos 232 funcionarios despedidos para cubrir las necesidades de las instituciones de salud. Han transcurrido 6 meses desde la última gran desvinculación  (300 personas del IESS) sin tener ninguna respuesta favorable.

Es lamentable que cerca del 80% del personal despedido en el ultimo año se mantengan en el desempleo, en un país donde estamos muy lejos de mantener la cantidad de personal de salud para una atención adecuada recomendada por la OMS. Lo preocupante es que la sustitución de la principal cartera de salud fue dada por el propio viceministro, inmiscuido y conocedor a fondo de toda esta problemática.

La gran interrogante que nace en todos los ecuatorianos es la gran diferencia que existe entre la gestión de salud entre los principales proveedores de salud en el país MSP-IESS, que pese a la declaratoria de emergencia del sistema de salud, las unidades siguen colapsadas, donde un nuevo repunte de casos COVID-19 desnudó nuevamente un sistema de salud debilitado. IESS Quito Sur, por ejemplo, figuró con filas interminables de pacientes, unidades cerradas (100 camas en este hospital) por falta de personal. En otras unidades existen denuncias de falta de ejecución; en IESS Ambato se retiró 4 millones de dólares destinados para medicación, en una provincia donde existe un gran déficit de personal, medicamentos e insumos.

Alrededor de 80 niños fallecidos con cáncer que suplican atención y medicación; todos, al igual que enfermos catastróficos, enfermedades raras y huérfanas que no son atendidos de una forma adecuada y que en gran parte tienen que comprar medicación e insumos de forma particular.

Una gran campaña de externalización de farmacias que deja más dudas, en lugar de confianza, por la falta de claridad en los procesos y una realidad diferente a lo publicitado. Cada día tenemos más problemas con los responsables de las unidades de salud, que no brindan una respuesta que satisfaga a los usuarios. No existe un recambio de autoridades locales inmersas en actos de mala administración y peor una salida que aliente a los usuarios a creer que va existir un verdadero cambio. Hemos solicitado a las autoridades que se reúnan con actores sociales reales y que después de análisis técnicos se pueda sugerir soluciones en beneficio de la salud de los ecuatorianos.