La OTAN

Estados Unidos es el líder absoluto de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), la fuerza militar más poderosa ubicada en la Unión Europea en tanto, inclusive, está equipada con armas nucleares. Su objetivo es Rusia, a la que la han rodeado con bases instaladas en “países amigos” subordinados al dictado imperial. Rusia plantea la desmilitarización y desnazificación de Ucrania, donde el régimen instaurado en 2014, luego de derrocar a Víktor Yanukóvich, elevó a los nazis a formar parte del gobierno dictatorial y corrupto de Petró Poroshenko. Luego asumió el poder Volodímir Zeleski, que se había destacado como actor-comediante en la televisión ucraniana.

Se afirma que lo que hace Rusia es proteger su seguridad, amenazada por las fuerzas de la OTAN, que pretendía instalar bases equipadas con misiles, aeropuertos y puertos en Ucrania. Estadounidenses como George F. Kennan, diplomático, politólogo, en 1998 decía que “la decisión de la expansión de la OTAN es el inicio de una nueva guerra fría. Los rusos gradualmente reaccionarán de una manera muy negativa. Creo que es un error táctico”. John Mearsheimer, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Chicago, en 2015 expresaba: “Sería óptimo crear una Ucrania neutral, pero nosotros la empujamos a ser dura con Rusia y los ucranianos siguen este juego. Al final, acabará siendo destrozada”. William Joseph Burns, secretario ejecutivo del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Embajador de Estados Unidos en Jordania, Subsecretario de Estado para asuntos del Cercano Oriente sostenía que: “Rusia ve una mayor expansión de la OTAN como una amenaza militar. La entrada de la OTAN podría dividir a Ucrania y Rusia tendría que considerar una intervención”.

La prepotencia imperial ha terminado en una guerra que la dirigencia neofascista de Ucrania jamás se imaginó.