La oposición desgasta más

Muy difícil, casi imposible, que la mayoría de asambleístas apoyen el plan de gobierno de Lasso, lo que afectará en el presente inmediato al desarrollo del Ecuador, y no permitirá que se afronten positivamente los graves problemas económicos y sociales que vive el país, y que nadie niega. “El poder desgasta pero la oposición desgasta más”, afirmaba el político italiano Julio Andreotti. Por ello quiere estar en el poder perpetuamente, como sucede con el correísmo y su actual aliado ideológico el indigenismo, tal vez sin percatarse  que parecen siameses en su afán de hacer ingobernable al país.

Es encomiable la lucha del indigenismo por un futuro mejor, pero está en la retaguardia de los tiempos. Consideran que el enemigo que les une es el neoliberalismo (que nadie entiende que es), el antiamericanismo (el mayor socio comercial del Ecuador es Estado Unidos), el mercado (del que viven todos los países del mundo, China a la cabeza y es la aspiración de Cuba). Tiene una ideología que condena la libertad económica, de nuevo aparece el “ogro filantrópico” que es el Estado, que deberá proveer a todos de todo. Es decir parte de una visión esencialmente ideológica que no le permitirá ni “congeniar” con un gobierno democrático. Leonidas Iza en su libro “Estallido” concluye: “comunismo o barbarie”, lo cual no da salida  al “encuentro” preconizado por Lasso.

El indigenismo parece un  invento europeo, sus intelectuales y sociólogos, ven los mundos ajenos con miopía de buena fe, que se convierte en ceguera. Indigenismo que es explotado por agitadores empeñados en negar el carácter mestizo de nuestra región, que nadie lo niega, salvo los pocos “nobles” que quedan, nobleza inca o española, que a partir de 1830 en el Ecuador quedó abolida.

Aparte del liberalismo y de un  socialismo razonable, la tercera vía que es el populismo, esconde una idolatría del Estado, que en el fondo es convertirlo en una “agencia de empleos”. Fe obtusa que ha conducido a la miseria a Venezuela, Cuba, Nicaragua y otras naciones aspirantes a tal destino. Jardiel Poncela afirma que la fe es “masticar sin dientes”.