La necesidad de cuidarse

Si bien las vacunas son un mecanismo válido para evitar la enfermedad, también es importante recordar que no estamos totalmente a salvo; primero, porque no está vacunado el cien por ciento de la población en ninguna parte del mundo; luego, por la aparición de variantes del covid-19; por último, porque no existe la disciplina requerida para que todos tengamos los cuidados que se requieren en cuanto a distanciamiento social, normas de aseo y uso de las mascarillas.

Para que un sistema sea exitoso, se necesita el compromiso de todos, la disciplina y el cuidado permanentes; que vayan en beneficio, sobre todo, de las comunidades más desfavorecidas o económicamente deprimidas.

La manera reiterada como, tras cada feriado, se incrementa el número de contagios, así como la cantidad de personas que necesitan ir a clínicas y hospitales, nos demuestra que las responsabilidades individuales y colectivas no se han asumido de manera adecuada.

Las vacunas protegen, pero no garantizan que no nos contagiemos, aun con la doble dosis, y que no haya casos graves entre quienes están expuestos al virus. Por ello resultan tan indispensables la vacunación universal y el seguir manteniendo los cuidados prescritos.

En este contexto, hay que mantener la prudencia en la presencialidad de los trabajos, los espacios de diversión y las escuelas, sin que esto quiera decir que hay que dejar de lado la riqueza de las actividades presenciales que tienen la maravilla del contacto humano.

Así es que, queridos lectores, vale la pena preservar la riqueza de la vida y la salud y, al mismo tiempo, trabajar en la necesidad de la educación presencial, sobre todo en los espacios en los que no existe la conectividad ni las facilidades con los computadores y la capacitación docente.

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