¿La falta de gestión mata?

Miguel Crespo

Julio, paciente de 52 años de edad, hipertenso, no recibía su medicación y no tenía un seguimiento adecuado; como consecuencia, suspendió la medicación establecida para su enfermedad. Tenía varios factores de riesgo para complicar su enfermedad  (obesidad, sedentarismo, tabaquismo) sumado a componentes emocionales (desempleo, deudas, etc),  realidad que vivimos gran parte de los ecuatorianos en los actuales momentos.

Todo este componente desencadenó una emergencia hipertensiva con un infarto agudo de miocardio. El tratamiento indicado era la fibrinolisis con un medicamento llamado Alteplase para su cuadro agudo. Lastimosamente, no se disponía en esta unidad; además, no se contaba con área de coronarios ni tampoco se lo podía transferir a otra unidad sin recibir el tratamiento de primera línea que necesitaba en ese momento para su enfermedad.

Como consecuencia y complicacion el paciente quedó con una grave secuela de insuficiencia cardíaca sumada a sus enfermedades de base. Él antes de este evento tomaba un solo medicamento, que se lo dejó de entregar de forma habitual y periódica. Ahora tiene la necesidad de ser valorado por varias especialidades; tiene prescrito varios medicamentos más; realiza ingresos recurrentes al hospital; los costos para su tratamiento incrementaron considerablemente y los posibles gastos para el Estado aumentaron solo con este paciente de forma circunstancial. Quedó imposibilitado para trabajar, su situación emocional también requirió la valoración y seguimiento por una nueva especialidad, su enfermedad cada día se complica más. Él  no está recibiendo estos seguimientos que le corresponden y tampoco se cuenta con una gran parte de medicación que necesita. Las complicaciones de su enfermedad se convirtieron en un círculo de ingresos hospitalarios recurrentes que implica cuidados profesionales, alimentación, hospedaje y todo lo que engloba la ocupación/cama en las unidades de salud, cifras que incrementaron el gasto público considerablemente. Ha sufrido varias infecciones hospitalarias, ahora depende de oxígeno permanente y su condición es grave, lo que afecta de forma directa a él, su familia y entorno.

Esto sucede en múltiples enfermedades que en nuestro país representan las principales causas de mortalidad de los ecuatorianos. Es indispensable entender que no solo debemos realizar el tratamiento básico y seguimiento que nuestros pacientes necesitan. Es fundamental reforzar una cultura de prevención para disminuir los factores de riesgo y evitar que nuestros pacientes se compliquen, educar a la población en campañas de promoción de hábitos adecuados y fomentar la responsabilidad que debería tener el paciente para cumplir con nuestras indicaciones, pero entender también que la falta de gestión y medicacion básica de acuerdo a las realidades que vivimos se convierte en un factor predisponente y primordial para el incremento en las  complicaciones. Por eso decimos y ratificamos que una mala o la falta de gestión complica no solo a los pacientes; lo que representaría una mínima inversión termina convirtiéndose en una cadena interminable de gastos que no solamente se afecta la salud de nuestra gente, sino que también se perjudica al país y nuestro sistema de salud. En conclusión, la falta de gestión mata.