La culpa no es (solo) de Guarderas

Que la ciudad sea un caos, no es culpa (solo) de Guarderas. Con él llegaron hace cuatro años un grupo de concejales y concejalas que tampoco han hecho mucho, además de lanzar agua al exalcalde o utilizar la concejalía como plataforma para su candidatura a la Alcaldía.

Guarderas es un mal administrador de lo público, es alguien que no lidera la ciudad y que a última hora invierte tiempo y dinero en hacer comunicación política sobre su gestión. Lo más patético es que aparece como el gran asfaltador de la ciudad. Una proeza. Un hecho que solo se compara con el propio Yunda que se demoró casi un año en hacer el tramo de la avenida El Inca, en concreto de hormigón.

Guarderas es el heredero de la inoperancia de Yunda, y gracias a él, el propio Yunda creció políticamente, luego de que lo ‘traicionara’. Gracias a Guarderas y a todos los concejales y concejalas, quienes votaron por Yunda se ratificaron en apoyarlo en una nueva candidatura.

Pero el grupo de concejales y concejalas solo salen en televisión para criticar o decir que denunciaron y no les hicieron caso. En ningún momento vimos a ninguno de ellos como verdaderos líderes o lideresas tomando acciones, metiéndose en el lodo o llevando ayuda a la gente de La Comuna u otros pobladores víctimas de otras desgracias naturales. Solo cuidaron su imagen de estar en un escritorio o en una cuadrícula de zoom, opinando.

Ningún concejal conoce la ciudad más allá de sus metros cuadrados de vivienda o de la ruta por donde les lleva el chofer del Municipio. Es más cómodo ser un líder desde la oficina y solo gastar suela cuando llegan las elecciones.

Ellos y ellas también tienen la culpa de lo que sucede en la ciudad. Y ahora tienen el descaro de candidatizarse para la Alcaldía porque dizque saben cómo funciona la maquinaria municipal y conocen dónde y qué hay que arreglar. Eso no es mérito; al contrario, es demérito porque en cuatro años no lograron hacer nada.

Quito debería dar un voto de rechazo a todos quienes fueron parte de este Municipio, bajo la autoridad de Yunda y la de Guarderas: ninguno lideró nada ni hizo la diferencia. Por eso, la culpa de que la ciudad no es de los anteriores alcaldes ni del actual, solamente, es también de cuantos y cuantas han estado sentados durante varias administraciones como monolitos y torpes burropiés.

La ciudad no necesita quienes conozcan de la maquinaria burocrática; para eso están los funcionarios municipales. Quito necesita de un verdadero equipo de gente que piense en reales soluciones de trabajo conjunto con la comunidad. No necesita concejales que durante cuatro años estudiaron la realidad de la ciudad y cuando se les acaba el tiempo, ya es diferente a la que la estudiaron.

Guarderas y todos los concejales pasarán a la historia como unos anónimos, y eso es lo más grave, pues nadie se acordará de ellos y ellas ni los identificarán; allí radica el peligro de que sean reelegidos.

La culpa también es nuestra como electores y de los movimientos que se alquilan para tener espacios de poder o lograr dinero del fondo electoral.

La culpa no es solo de Guarderas, es del círculo vicioso que debemos romper.