La corrupción es pandemia

En  política  pactar no es antiético, siempre que no haya entregas o permisiones ilegales. Pero jamás se puede pactar con el crimen organizado, ni con los convictos,  ni con los acusados de crímenes contra el Estado, que han robado y saqueado al pueblo. Por ello es un golpe a la supervivencia de la democracia y de la moral política el suponer un pacto de un gobierno honesto –aún- de Lasso con el correísmo.

Las sospechas de una lasitud  en  los juicios seguidos a los detentadores del poder y sus sentencias, la posibilidad de libertades para los capitostes del crimen organizado durante los últimos catorce años y  de los  anteriores, no solo ponen en mal predicamento a la administración de justicia, sino que dejan  el campo libre para que la corrupción se expanda en el futuro. El  “pasado el boche”  que luego viene el olvido y el disfrute de lo mal habido es una maldita herencia, la peor de las pandemias.

La justicia no es venganza. Los jueces son la ley que habla. Jamás debe detenerse la severidad de la aplicación de la ley penal a los funcionarios de los anteriores gobiernos, so pena que los próximos gobiernos –que pueden ser correistas tapados- sigan con el mismo sistema. Y lo grave: que los actuales funcionarios también cedan a tales tentaciones.

Los tribunales internacionales no cesan de sancionar a ancianos nazis, causantes  de crímenes de lesa humanidad, no solo para castigarlos, sino para que no se repitan sistemas tan bárbaros. Mientras en Venezuela, Cuba, Nicaragua o Corea del Norte no se sancionen a los criminales oficiales, volverán los discípulos de Hitler, Stalin, Castro, Pinochet, Correa u Ortega a predicar que son “perseguidos políticos”. Al mal hay que reprimirle desde y por siempre. Ni impunidades, ni prescripciones, ni indultos, ni amnistías, ni cerrar el “un ojo”.

Constitucionalmente no vivimos un “Estado de Derecho”. Solo falta que desde las cárceles  y de Bélgica se manden proyectos de leyes penales. Nuestra Carta Política fue preparada por discípulos del  Podemos español, de Chávez y  aprobada mediante consulta popular. Las cosas se deshacen como se hacen.