La construcción de la democracia

Rodrigo Contero Peñafiel

Aristóteles describió al hombre como un ser ‘urbano’ que no puede vivir aislado de su especie. La forma de ponerse de acuerdo, tomar decisiones y escoger a los políticos que deben gobernar el país constituye la base para que funcione la democracia. Lo cual nos hace reflexionar en cómo escoger a quien nos dirigirá dentro de la política, en la que surge irremediablemente la idea de la ética, la moral y la justicia como normas de conducta en el transcurso de nuestras vidas.

A nadie se le puede escapar la idea de que quienes imparten justicia deben ser personas con capacidades, virtudes y razonamiento claro y preciso en sus decisiones; sin codicias ni temor a claudicar por intereses personales. Las actuaciones sin ética ni moral en los diferentes niveles de justicia han legitimado a la delincuencia, la política y la injusticia que se han mezclado y destruido la democracia. Al permanecer impunes el enriquecimiento ilícito de los políticos-delincuentes y las mentiras de los movimientos y partidos políticos, que sobreviven para beneficio de unos cuantos malhechores de cuello blanco, desvanecen también la confianza en las instituciones del Estado.

Llegará un momento en que las personas antepongan la razón a las pasiones y actúen metódicamente, sustentando sus acciones en principios o causas claras y evidentes, evitando cometer errores, porque su personalidad debe estar formada para actuar sin presiones ni temores que puedan impedir la toma de decisiones; como no lo hacen otras personas temerosas que han sido sometidas o han dado su consentimiento para actuar en el campo de la corrupción y el ostracismo.

Cuando se habla de democracia como forma de gobierno, no se trata solo del hecho de aceptar las decisiones de la mayoría. Existen ejemplos nocivos de personajes que han dominado a sus súbditos, y siguen haciéndolo desde dentro y fuera de sus naciones, parapetándose en escudos ideológicos diversos, con el único afán de autoperpetuarse en el poder, gracias a métodos corrompidos, terroristas y represivos que no admiten la oportunidad de que los gobernados puedan expresar su desacuerdo ante tanto malandro. Tu voto decide.