La caja de Pandora sólo está medio abierta

Alejandro Querejeta Barceló
Alejandro Querejeta Barceló

Según Plutarco, la frase fue: «La mujer de César debe estar por encima de toda sospecha», pero habitualmente decimos: «La mujer del César no solo debe ser honrada, sino también parecerlo». Ambas encajan en el clima político que vivimos respecto al Presidente, luego de los Pandora Papers.

Le atribuyen compañías offshore, algo que se ha apresurado en desmentir. En Latinoamérica, incluyendo Ecuador, además del fútbol es el escándalo otro de los deportes de elección. Proclamarse “honrado” en nuestra política, va del brazo de la “sospecha”.

Como se sabe, las compañías offshore no son ilegales. Lasso dice haberse desprendido de ellas cuando la ley ecuatoriana lo dispuso en 2017. El FMI dice que “el uso de paraísos fiscales les cuesta a los gobiernos de todo el mundo hasta US$600.000 millones en impuestos perdidos cada año”. En nuestro caso se habla del Presidente, pero nada sabemos de otros posibles “inversores”.

La realidad es terca y ha empezado a llamar a su puerta, pero la caja de Pandora aún no se ha abierto completamente. Tal vez las sorpresas sean mayores al develarse lo relativo al empresariado y las finanzas. Y, desde luego, el resto de los actores políticos de primera, segunda y tercera fila. Tanto los de dentro, como los que se han autoexiliado huyendo de la justicia.

A todo aquello con lo que Lasso está lidiando, habría que añadir las campañas de desinformación en las redes sociales que han movilizado los prejuicios de los ciudadanos con fines políticos.

Somos producto de nuestra cultura, las creencias, valores y tradiciones con las que crecimos. Y todo está entretejido con los prejuicios del pasado. En estos tiempos de la posverdad, el relato sustituye a los hechos. Que todos sepamos que tenemos un presidente banquero o exbanquero, es campo abonado para la sospecha. Y la sospecha activa una de las emociones más potentes: el resentimiento.

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