¿La Asamblea vuelve a las andadas?

La anterior asamblea terminó con 2% de aprobación y 30 asambleístas implicados en corrupción. Si en el pasado fue así, indigna lo dicho por la asambleísta de Pachakutik, Rosa Cerda. No dijo, pero dijo, en castellano: “si roben (sic), roben bien; justifiquen bien, pero no se dejen ver las cosas compañeros”. Ser político para robar bien, porque robar mal es para que los descubran.

La actual asamblea, junto al dislate de Cerda, da más pasos en falso: adquiere vehículos de alta gama ($ 360 mil de fondos públicos no presupuestados) por orden de la presidencia de Guadalupe Llori. Para sacarse ese clavo, acusó de “amargado” al presidente de fiscalización, Fernando Villavicencio, y a un colega por no presentar el informe del juicio político al ex contralor Celi. ¿Qué tiene que ver la Asamblea con la entrada en el CIADI? Inolvidable la frase de Llori: “aprobar la ley de circuncisión (SIC) territorial”…

En el caso Cerda hay un mal espíritu de cuerpo. Sus coidearios no vieron razón para juzgarla, pero hay apología del delito. Sobre el juicio a Celi algunos asambleístas ocultan rabos de paja. Si se juzga al ex contralor es porque lo fue y no como pretendían los correístas: que su nombramiento y lo actuado por él, en 2017, fue ilegal, en casos de corrupción del correísmo, como el caso Singue (Glas y Wilson Pástor incluidos) y otros donde hay prófugos de la justicia. Y falta el juicio al defensor del pueblo, Freddy Carrión.

Por 14 años, personajes que ahora están en la Asamblea tuvieron actuaciones irregulares en otros ámbitos. Para la asambleísta Cerda no es malo robar, sino que se descubra. Como robar era usual entonces y normal llamar a cualquier atraco o coima “acuerdo entre privados”, no debían dejar rastro o levantar glosas.

Sobre el “removido/restituido” Jorge Yunda, surgen alianzas que eran impensables. Asambleístas y voceros de Pachakutik unidos al correísmo (que los maltrató en otros tiempos), señalando que el individuo que funge de alcalde debe acabar su mandato, aunque Quito se desangre, como en el octubre de 2019, protagonizado por indígenas cercanos a ese partido. Y anuncian protestas. Otro botón que demuestra que la política cayó en la alcantarilla.