Kléber Mantilla Cisneros
El episodio bochornoso, que convirtió en mercadillo a la Comisión de Fiscalización de la Asamblea, entre gritos y alaridos inadmitió el juicio político contra la fiscal Diana Salazar. Un bochinche tribal y la ignorancia legislativa maquinada que lo archivó. Esto quizá acarree consecuencias electorales, profundas y duraderas. El abandono de la noción del partido orgánico único en las urnas, el apocalipsis del correísmo, que perdió la directriz del prófugo de Bélgica; y, una tercera vía imperceptible aún. Es que la metamorfosis kafkiana del socialcristiano José Lenin Rogel y la versión antropoide del bullicio de Paola Cabezas, en zaguán, prenden las luces por quién no se debe votar jamás.
La cultura de la violencia, la polarización y el discurso de odio se alimentan por políticos mediocres y cacos moldeables que buscan la impunidad en la corrupción judicial cuando los investigan. Un ejemplo, el hijo del contralor del correísmo, que fue arrestado en los EEUU, por lavador de dinero sucio de millonarios sobornos. En Ecuador, lo declararon inocente. ¿Qué juez? ¿Cuánto le pagó? ¿Los Pólit, padre e hijo, acaso no son tan delincuentes como Rafael Correa, Jorge Glas, Xavier Jordán, Pablo Muentes y Ronny Aleaga? ¿Los casos Metástasis, Purga y Plaga no legitiman nuestra pobre justicia, gracias a Diana Salazar; y, ahora, confirmamos por quién no se debe votar?
Resulta increíble que alias El Diablo (Wilman Terán) pida réplica en dos canales de televisión: el crimen con patas tras la opción de estigmatizar a la autoridad que lo investiga. Y, la libertad de prensa estrujada porque al criminal de marras se le ocurrió añadirla a su narcorrupción. A los propagandistas del régimen totalitario confundirlos con periodistas. Por eso, en democracia, un país necesita una sociedad bien informada y crítica. Una prensa de investigación fuerte, vigilante de los poderes públicos, y descontaminada de la narco-política. Sin duda, el magnicidio irresuelto de Fernando Villavicencio aumentó el ambiente de hostilidad que erosiona la confianza ciudadana a todo y a todos.
Con mucha demora, la Liga Azul del correato fue destituida. ¿Ellos, los truhanes de la desinformación que buscaban debilitar la democracia? ¿Prófugos y narcos que intentaron pervertir la investigación fiscal de nuestra admirable dama de hierro? ¿Pillos que no les sirve la educación para cuestionar la creencia de justicia ni aprender a ver el mundo desde múltiples perspectivas? ¿Cómo es posible sostener la impunidad judicial, la falta de información veraz, los fraudes eleccionarios y la resistencia a fiscalizar los poderes públicos? ¿Cómo no castigar ladrones, pirómanos y narco-políticos desalmados que han destruido un pedazo de nuestra vida y de generaciones enteras? Al menos, no tendrán mi voto.