Kléber Mantilla Cisneros
Los cortes de electricidad afectan la disponibilidad de alimentos, uso de Internet y fuentes de agua. En detalle, hasta la calidad de los medicamentos, la configuración del trabajo, servicios de salud; aumenta la pobreza y a la economía la desmorona. Por lo mismo, es prioridad para cualquier gobernante abordar la crisis climática, la prevención de catástrofes, pandemias y hacer planes de financiamiento para sofocar sequías, inundaciones y fenómenos extremos metereológicos. Un líder tiene que aceptar las amenazas a la biodiversidad de la explotación minera, la deforestación e incendios de bosques y la contaminación generalizada de aguas, aire y alimentos; que, pronto, serán el puntal de campañas políticas y la esencia de la sobrevivencia humana.
En este contexto, la crisis energética implica una regresión histórica de los últimos cuatro gobiernos. Desentrañar el show multitudinario de inaugurar obras con fallas, coimas, sobreprecios y la retórica de una matriz energética tras un simbolismo cargado de grandes mentiras. Así, la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, saca sobre el 30% del total de energía dependiente de lluvias erráticas. En 2010, se firmó su contrato de construcción con dinero del ‘Bank of China’, en Beijing, declarado secreto de Estado. Entonces, Sinohydro la ejecutó, sin embalse y con acero falloso, en una central de tránsito. Desde 2015 provee la mitad de energía a la red interconectada. La erosión regresiva millonaria del Río Coca y los sobreprecios detectados en paraisos fiscales, vendrían de Conto Patiño, personaje afín a Lenin Moreno, que marcan dos capítulos funestos de la misma novela de desventura.
En paralelo, el paladín del correísmo, Alecksey Mosquera, defensor de la obra, fue condenado a prisión por lavado de activos; vinculado a Odebrecht y a recibir sobornos por el proyecto Toachi Pilatón; que, hace poco, estaba abandonado. Luego, Mazar y Manduriacu decayeron en la época de sequía, estiaje y sedimentos, ya con Guillermo Lasso; y, Daniel Noboa, quien ya lo sabía todo. A su ministra, Andrea Arrobo, la acusó de sabotaje y vino el gran susto. Llegó la peor crisis de apagones, tarifas de luz, horarios racionalizados, compra de generadores eléctricos contaminantes y el caos.
De esto, nace la urgencia de acudir a las universidades y a técnicos especializados. El intelecto busca energías alternativas, el mantenimiento de hidroeléctricas, la generación térmica y beneficios a la salud, al ambiente y a la economía. Falta indagar el centenar de contratos sindicales en las eléctricas y reescribir la jurisprudencia del daño causado a los ecosistemas. A meses de las presidenciables 2025, los candidatos tienen que suscitar confianza y estimular la inversión privada en un modelo energético alterno, separado de los tentáculos de la industria del narcotráfico, y la corrupción, que resulta ser el primer eslabón en la cadena de cortes de luz. Con memoria y sin olvido, hay que reinventarnos, construir continuidad, identidad y nuevos acuerdos sociales. Lejos del resentimiento y la impunidad.