Inseguridad: sin diagnóstico ni solución

La esperanza que trajo la vacunación ya no es suficiente. Hoy la mayoría de los ecuatorianos estamos protegidos contra el COVID-19, pero todos completamente expuestos y vulnerables ante la ola de inseguridad, violencia y crimen que se ha tomado el país, y en especial a Guayaquil. Es una tristeza ver cómo esta ciudad, que en su momento fue el epicentro de la pandemia, no puede recuperarse porque inmediatamente es golpeada por la inseguridad.

Desde las autoridades, mucho se ha mencionado sobre la lucha contra el narcotráfico y aunque, en efecto, es una lucha que debe priorizarse y está relacionada con la inseguridad que vivimos, no se puede dejar de atender la delincuencia común que está afectando a la ciudadanía diariamente. La delincuencia no solo está arrebatando pertenencias, sino valiosas vidas que se pierden cada día injustamente y, con ellas, nuestra paz y nuestra esperanza de tener un país mejor.

Si bien el narcotráfico es un factor, hay otros tantos que inciden en la situación actual. Frente a esto, ¿se está estudiando a consciencia la situación? ¿Hay un diagnóstico claro? ¿Se cuenta con funcionarios formados en el tema? ¿Cuáles son las acciones que se están tomando? Los ciudadanos merecemos respuestas, así como políticas integradas, bien pensadas y bien implementadas, que no se limiten a acciones reactivas sino que construyan un verdadero sistema preventivo.

Por ahora, el panorama es desolador. Hoy estamos sin respuestas, sin acciones y sin justicia. Mientras, la reactivación económica se ve cada vez más lejos, el costo social de la pandemia ni se entiende ni se atiende, y nuestras generaciones jóvenes se encuentran más vulnerables que nunca con 150,000 niños habiendo abandonado el sistema escolar. Todo esto agravará la situación de la delincuencia a futuro, y con las soluciones vamos demasiado tarde.