Impuestos

La solución de la crisis  económica no está únicamente en el pago de los impuestos, el combate a la evasión y la ampliación de la masa de contribuyentes, sino más bien en el uso adecuado que los diferentes niveles de gobierno hagan de estos recursos, es decir, las alcaldías, prefecturas y el Servicio de Rentas Internas en conexión con el Ejecutivo. Paradójicamente, mientras más incrementa la recaudación resulta invisible el mejoramiento de los servicios, crece la inseguridad y las universidades, escuelas politécnicas e institutos públicos no se abastecen con las demandas de acceso. Entonces, la relación entre incremento de impuestos es inversamente proporcional a la calidad de vida. Esto no significa que dejemos de pagar impuestos, sí de exigir calidad en su inversión.

En los países desarrollados, especialmente en los Países Bajos, el porcentaje de pago de impuestos podría llegar casi al 80%. “De acuerdo con un estudio realizado por Tax Foundation, en 2019 Suecia contó con la tasa impositiva marginal más alta, con el 76 por ciento”. En América Latina se paga mucho menos, pero además los beneficios para la población que contribuye son mínimos, a veces invisibles, pues los problemas permanecen de manera estructural. Duele pagar impuestos con la Asamblea y justicia que tenemos.

Nos provocaría satisfacción si el pago de los impuestos viniera de la mano con una adecuada planificación y cumplimiento en la entrega de recursos a los sectores que más lo necesitan. En el caso de Quito, vivimos en una ciudad llena de baches, espacios públicos deteriorados, un centro histórico destruido, oscuridad y falta de iluminación en varias zonas, poca implementación de infraestructura para personas con capacidades especiales y basura por todas partes. Entonces, ¿a dónde van nuestros impuestos? Pésima gestión.

El pago de los impuestos es parte de la ética ciudadana, es decir, de un acuerdo social, pero la buena administración de estos recursos es una obligación de las autoridades en su gestión. Parece que lo último todavía no está claro, a propósito de las elecciones locales que se vienen.