Impresentables

Un poco de ficción: Las fuerzas ‘vivas’ reúnen al Águila Quiteña, famoso ladrón capitalino; Naún Briones, bandolero lojano; el Cuentero de Muisne, estafador costeño; Camargo, violador y asesino; y un delegado por el Cartel de Sinaloa y otro por el Cartel de Jalisco, para que redacten un nuevo Código Penal. Resultado: un cuerpo legal solidario donde en vez de penas se otorgarían condecoraciones  e indemnizaciones a los autores, cómplices y encubridores de cualquier fechoría.

En la vida real: El candidato Arauz se fotografía en su cuarto de guerra con Correa, condenado penalmente por soborno y prófugo; los hermanos Alvarado, enjuiciados y prófugos; Gabriela Ribadeneira, huída; Ricardo Patiño, prófugo: René Ramírez, de oscuros negocios educativos: Augusto Espinosa, destructor del sistema educativo ecuatoriano; la hermana Correa, negociante del deporte y  de las medicinas;  Santiago Díaz, líder de los ‘Popeyes’, quien brinda seguridad a los candidatos y hostigó a periodistas y opositores; en video Paola Pabón, con grillete. Resultado: la gavilla está dispuesta ante la ingenuidad de los ecuatorianos a revisar las sentencias de Correa, Glas, Mera, Pareja, a entablar relaciones con Maduro, Ortega, a malgastar las reservas monetarias. Es posible en un país donde la Constitución Política no es norma suprema, sino un mamotreto que solo establece derechos y no Estado de Derecho. En dicha foto, tomada en México, en noviembre de 2020, solo falta que aparezca colgado el retrato de Al Capone  en “señal de respeto”.

Como dijera Borges de los peronistas: no son “malos” sino “impresentables”. Vienen a quedarse y vengarse, a exigir que los jueces se pongan a sus órdenes, a enjuiciar a la Fiscal y al Contralor, a castigar  al  presidente que impusieron, mediante fraude, por traidor.

Con inocencia algunas personas honestas no se pronuncian frente a tales aspirantes al poder. Ser imparciales, les convierte en cómplices; ser silenciosos en encubridores. Dar el voto por tales “impresentables” es ponerse la soga al cuello, siendo la primera víctima el pueblo, como sucede en Cuba, Venezuela, Nicaragua y Argentina.