Hay Putin para rato

Ni el Zar Nicolás II (durante 23 años) ni Stalin (por 30 años) acumularon tanto poder por tanto tiempo. La carrera de Vladimir Putin inició en la KGB (espionaje soviético). En diciembre de 1999, Boris Yeltsin renunció y dejó en su lugar al primer ministro nombrado poco antes. Su liderazgo de mano dura inició en Chechenia (2008), luego atacó en Georgia y seis años después a Ucrania y anexó Crimea (abril de 2014). Su idea: recuperar el imperio ruso-soviético, con títeres en algunas de sus exrepúblicas, como el bielorruso Lukashenko.

Putin cuestiona el «mundo unipolar» de EE. UU. y Europa. Se implicó en conflictos por todo el mundo. Tropas rusas llegaron a Siria en 2011, donde hay una guerra civil, con tropas estadounidenses, grupos rebeldes y milicias islámicas. Rusia y Washington buscan extender su influencia geopolítica.

El modelo sirio de Putin está en Venezuela. EE. UU. exhortó a Maduro a dejar el poder reconociendo otro gobierno. El líder ruso amenazó con graves consecuencias para la región y el mundo si EE. UU. interviene en Venezuela. Putin, experto en espionaje, supo del hackeo informático ruso de las elecciones estadounidenses de 2016 (que ganó Trump). Rusia niega, pero hay tensiones con el presidente Biden.

En Moscú y otras ciudades hay protestas (las más grandes contra Putin en 20 años). Sus opositores critican el retroceso democrático tras el fin de la ex URSS. En Rusia los mandatos duran seis años. Putin, de 68, seguiría en el poder hasta los 83 años (36 en total). Él mismo firmó la ley para continuar siendo candidato, tras el referéndum constitucional de 2020.

En el poder desde 2000, con una pausa en 2008 (de su pupilo Medveded). Su regreso en 2012 y 2018 (posible fraude). La situación previa establecía el fin del mandato en 2024, ajustada con una maniobra legislativa, porque su caso no aplicaba a los jefes de estado antes de la vigencia de las enmiendas.

Putin, el “zar soviético”, introdujo en su gestión elementos del zarismo, de la dictadura de Stalin y del populismo, reprimiendo a la disidencia, como ocurrió con Alexander Navalny (envenenado y luego encarcelado por rebelión) y las muertes, prisión e intoxicación de opositores como Gusinski, Jodorkovski, Berezovski, Anna Politkóvskaya, Litvinenko y Magnitsky.

En el libro «El nuevo zar: el ascenso y el reinado de Vladimir Putin», el periodista Lee Myers dice que el poder que acumuló Putin en 20 años supuso el retorno de la autocracia, la concentración de poderes y el culto a la personalidad de la Rusia imperial y la URSS. Hay Putin para rato.