Halloween adelantado

Kléber Mantilla Cisneros

El gobierno no logra salir, error tras error, de tensiones complicadas, riesgosas, casi terroríficas. Las masacres carcelarias no paran, la disconformidad en la Policía aflora y la maltrecha estrategia de persuadir a la población, sin una política de comunicación, desgrana funcionarios como harina de maíz para cocinar la colada morada para el ‘Día de Difuntos’.

En la mente calenturienta del dirigente, Leonidas Iza, hasta ni haría falta ir al cementerio a visitar tantas tumbas, resultado del nivel de inseguridad del último año; pues, para él, los muertos pertenecen a ‘nacionalidades’ y no a la nación. Lo que sí exige unas indemnizaciones mortuorias y el paro de 18 días de junio que a cualquier momento lo podría volver a reactivar. Acaso, ¿película de Halloween? ¿Otro país visto por periodistas?

No. No se le puede achacar a la prensa la falta de medicinas en hospitales, la cantidad de muertos por falta de diálisis, el caos de los servicios públicos, el desempleo asfixiante, el repetir un sistema educativo corrupto o el tráfico de armas y municiones impune dentro de las prisiones. El rodearse de mediocres y evasores de impuestos que no logran consensuar ni entender la focalización del precio de los combustibles. Asesores que fijan la mirada en el dinero de exportaciones mineras, pero sin mejorar la calidad de vida del ecuatoriano.

Dice un refrán: ‘a río revuelto, ganancia de pescadores’ y añadiríamos vestidura de conspiradores. Salta a la vista Esteban Torres —asambleísta socialcristiano— y los primos Saquicela, máximos de la Corte de Justicia y del Legislativo, maquinando en recoveco cómo rearmar la justicia y lo que se pueda. A la par, en la Venezuela del dictador Maduro y de los extorsionadores importados del Tren de Aragua, los candidatos correístas procesados, sentenciados y prófugos, hacen fila para fotografiarse con el maligno de Bélgica cual muñeco de brujería. Lo macabro: el despropósito de Guillermo Lasso, cual guagua de pan desencajada, que asiente también una telefoneada de la ultratumba belga y desestabiliza más al pobre país. Así, Halloween queda adelantado y el último correísta que apague la luz.

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