Gobernar sin plata

Qué maravilloso y fácil es gobernar con plata. Lo contrario es lo que vivimos ahora: amenazas de paros y movilizaciones permanentes por parte de varios sectores, visitas recurrentes de los funcionarios a los multilaterales de crédito para financiar el déficit fiscal, exigencia del Gobierno a su equipo para mejorar la calidad del gasto, intentos para atraer inversiones sin que ello suponga un efecto inmediato, hacer malabares para identificar dónde y cómo recortar presupuesto con las afectaciones que eso supone. La lista puede ser mayor, sin embargo, la salida a la crisis se agudiza aún más si el entorno político es hostil, casi canibalesco por donde se mire.

Una de las condiciones esenciales para superar la crisis es la postergación inmediata y urgente de las aspiraciones e intereses individuales, así como los corporativos en lo político. La mayoría de la población, es decir, las 7 de cada 10 personas que no tienen empleo, necesitan soluciones. El hambre, el pago de arriendo, el depósito de las pensiones escolares y la compra de medicamentos no esperan. Por eso, resulta inoportuno y odioso, la falta de coherencia de un buen porcentaje de políticos que quieren el caos, hablo de los dos lados de la orilla. Los unos porque capitalizan la figura de oposición y los otros porque no abren la cancha a la crítica y los apoyos que pudieran agregar.

El estado de la crisis del país incentiva la creación de un espacio para la tregua política, en la medida que los principales líderes partidistas hagan un alto a la confrontación y desde sus mejores esfuerzos, provoquen una canasta de soluciones, en la que se mire y resuelva cada problema desde diversas perspectivas, identificando las más eficientes y operativas. Después vendrá otro periodo electoral para administrar el Estado. Ahora es tiempo de evitar el derrumbe de la casa, tapar las goteras, contar con seguridad y un mínimo de certezas de que las cosas van a mejorar. Está en juego el presente y futuro de varias generaciones. La oposición y el Gobierno deben escuchar, tomar apuntes y trabajar.