Gobernar es hacerse responsable

Culpar a “los 14 años de correísmo” de todos los males que atraviesa el país es un recurso que nació agotado. Sencillamente no responde a la realidad. Por un lado, porque en dichos años tuvimos dos gobiernos con visiones distintas, uno al que incluso el actual oficialismo apoyó por reiteradas ocasiones; y por otro, porque es claro que gran parte de nuestros problemas no datan de la última década, sino que arrastran origenes más antiguos y profundos en nuestra sociedad.

La clase política, tanto del Ejecutivo como de la Asamblea, no puede empezar a justificarse con esta narrativa. La atención y el tiempo son recursos limitados: cada vez que se destinen a culpar a otro, se pierde la oportunidad de destinarlos para trabajar en soluciones. Más grave aún, la decisión de escoger uno sobre el otro es desesperanzador porque refleja la incapacidad de responder al reto. Refleja que se está en una posición en la no queda más que simplemente señalar culpables.

Los ecuatorianos no necesitamos más políticos que lleguen al poder solo para culpar a sus predecesores. Se votó por líderes que pudieran tomar las riendas de este país. Y esto significa hacer suyos todos los problemas que se estén viviendo, sin importar cuándo o cómo se hubieren originado, o qué tanto los errores de las administraciones pasadas hubieren influido.

Los errores pasados sirven para un entendimiento que permita el diseño de soluciones, pero en ningún momento para evadir la obligación de encontrarlas e implementarlas. Además, una narrativa politizada sobre los hechos nubla y obstaculiza una verdadera comprensión de estos fenómenos, alejándonos a su vez de soluciones reales. En este contexto de crisis económica, social, política, sanitaria y de seguridad que vivimos, gobernar es hacerse responsable de estas, y a este punto, se necesita con urgencia.